Le preguntaron a un niño, "¿qué es más caro, viajar hasta el pueblo más cercano en autobús o viajar en automóvil?" Inocentemente respondió: "En autobús cuesta dinero. En automóvil es gratis".
Hace unas horas dos noticias asaltaban el panorama periodístico: por un lado la recreación del big-bang en el Gran Acelerador de Hadrones de Ginebra y por otro lado, muy cerca, en Alemania, la caravana de residuos nucleares que está atravesando el país germano. Parece cosa de chiste, pero ¿cómo es posible que un mismo fenómeno sea visto por la misma persona desde dos puntos de vista distintos?
No me entretendré mucho en la descripción del experimento de Ginebra. En principio se han hecho chocar iones de plomo entre sí a alta velocidad, desprendiéndose una gran cantidad de energía y obteniéndose altas temperaturas (millones de veces la temperatura del Sol) y altas densidades (como ocurre en los agujeros negros). Si desean más información técnica sobre el experimento no tienen más que buscar por la red.
No obstante, sí podemos afirmar que este tipo de experimentos traen consigo un mayor conocimiento del átomo y de la formación de la materia, sobre todo de las afirmaciones de la Teoría de la Relatividad, que indica que la formación de materia es consecuencia de aglutinamientos de energía.
Alguno dirá que no ve razón para tales experimentos (en los cuales, no olvidemos, existe una probabilidad ínfima, pero posible, de desapariciendo del planeta por la creación de un agujero negro). Sin embargo tampoco habría razón para entender la composición de una galaxia situada a millones de años-luz. La ciencia no siempre es útil: la ciencia sólo busca respuestas a cualquier interrogante, por nimio que sea, del ser humano. En cualquier caso, no hay que temer cualquier experimento científico siempre que no transgreda los límites éticos de la razón, y en este caso concreto, se puede intuir que con estos experimentos no sólo se puede explicar cómo surgió el universo sino encontrar maneras de obtener, por ejemplo, energía inagotable.
Pero todo esto, aún, es ciencia ficción. Además, como opinión personal, no creo que puedan descubrir muchas de las cosas que buscan, entre otros motivos porque probablemente no existan.
Más controversia trae el hecho de los activistas nucleares. Arriesgando incluso la posibilidad de un accidente (por ejemplo, por descarrilamiento) y por tanto de un desastre medioambiental, este grupo de fanáticos pretende evitar lo inevitable: el uso de la energía nuclear en Europa y en el mundo.
Hay algo que a todos se les escapa: el mundo necesita energía. Eso es evidente. Sin embargo, para obtener energía se necesitan fuentes de energía. La más generalizada, como saben, son las fuentes fósiles. Son fuentes fácilmente controlables (el ser humano lleva miles de años controlando el fuego) y sus residuos son fácilmente miscibles con el aire y desaparecen con facilidad. Sin embargo, como todos saben, sus residuos son altamente contaminantes y como hemos dicho anteriormente, no son confinables a priori y por tanto son incontrolables. Todo lo contrario ocurre con la energía nuclear: no causa efecto invernadero y sus residuos, altamente contaminantes, son confinables.
La leyenda de Chernobil aún pulula y en menor grado la de Hiroshima. Los efectos de un desastre nuclear son perfectamente conocidos y terribles. Por esa misma razón se teme tanto a esta energía. Pero ha sido tristemente demonizada, cuando quizá es una de las esperanzas de la humanidad. Con suficiente control, no hay ningún peligro en el uso de la energía nuclear. Los trabajadores de las centrales no tienen un mayor riesgo de padecer cáncer u otras enfermedades, ya que continuamente tienen chequeos al respecto y al menor síntoma de sobreexposición son retirados de los trabajos.
Es el turno ahora de los activistas renovables. Con energías renovables podemos obtener el 100% de la demanda mundial. Esto es rigurosamente cierto, pero no entienden nada de ciencia. Les pasa como al niño del principio: piensan que como es energía ilimitada se puede obtener de cualquier modo. No toda la luz del sol es susceptible de ser aprovechada (Einstein). No todos los tipos de viento se pueden aprovechar (es más, existe un rendimiento máximo para aprovechar el viento, proporcionado por el teorema de Betz). Y por si fuera poco, estas energías dependen en exclusiva del tiempo atmosférico, es decir, de un fenómeno incontrolable.
Es entonces el momento de los utópicos: que investiguen más, que se inviertan más recursos. No es cuestión de recursos (ya que existen recursos incluso para hacer el Gran Acelerador de Hadrones). Es cuestión de descubrimientos. Todas las investigaciones llevan un proceso, un crecimiento y un control. Por el momento es imposible que la humanidad pueda hacer uso de las energías renovables de la misma manera que hace uso de las energías convencionales. ¿Cuál es entonces la solución? El almacenamiento de energía. Buscar fórmulas para no tener que depender del tiempo. Imaginen un árbol. Con su madera podemos obtener energía cuando queramos. Sin embargo quizá lleva años recibiendo los rayos del sol. En energía no es tan importante lo que hay, sino lo que sirve.
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