Hoy llegaba a mis manos la siguiente noticia:
José Reyes Fernández, el profesor que ha sido denunciado por la madre de un alumno musulmán al considerar que trató a su hijo de manera xenófoba ya que el docente mencionó el jamón para ilustrar una clase y el menor le pidió que no hablase del jamón[...]
Según indicó, estaba impartiendo una lección sobre las zonas climáticas: "Expliqué a mis alumnos los diversos climas que se dan en la tierra. Cuando llegamos a los climas fríos, expliqué que había dos zonas climáticas frías, la los polos y la de las altas montañas. Y aquí fue donde yo cometí el gran pecado que me está costando tantas pesadillas. Al hablar del clima de montaña, en vez de recurrir al Himalaya busqué un ejemplo más cercano y hablé de Trevélez, donde he estado, la ciudad más alta de España, les dije. Expliqué su clima frío y seco y se me ocurrió decir que, gracias a ello, en Trevélez se curan muy buenos jamones, y que tienen una cierta fama. Punto". Entonces un alumno "de forma muy correcta" le pidió que por favor, no hablara de jamones, que era musulmán y que no podía oír hablar de eso.
"Yo me quedé perplejo. Entonces le dije, literalmente: Mira, muchacho, en primer lugar, tú no eres quién para decirme a mí de lo que puedo o no puedo hablar en clase. En segundo lugar, lo que tú comas, o coma este otro, a mí no me importa nada. En tercer lugar, la religión que tú profeses, profese éste o aquel otro, todavía me importa menos. En cuarto lugar, aquí sois 30 alumnos, y tú te debes adecuar a los 29 restantes y no los 29 restantes a ti. Y en quinto lugar, si no estás de acuerdo con las enseñanzas y conocimientos que se imparten en este centro siempre tienes la posibilidad de elegir y marcharte a otro centro".
La cuestión es, sin duda, antigua. Digamos que son siempre los mismos perros con distinto collar. Los mismos buscadores de la polémica y los mismos de "la moral débil". Podremos siempre entender que el respeto a todas las opiniones, en democracia, sea legítimo. Podremos entender incluso que el chico se "sintiera" humillado (cosa que dudo) al hablarle de jamón. Pero lo que no se puede entender es que un alumno pretenda sentirse humillado por un comentario objetivo y totalmente secularizado, en donde no existe ninguna intención más allá de la de explicar una lección acerca del frío y el calor.
No quiero darle más importancia, ni seguiré dándosela, a un tema que estos ciudadanos extranjeros intransigentes quieren introducir en occidente.
Ya Nietzsche escribía en el siglo XIX acerca de las maneras en las que los judíos se sentían como víctimas de la sociedad alemana, cuando realmente no sólo estaban integrados sino que se les permitía cierta notoriedad pública (por ejemplo, eran ricos burgueses en su mayoría). El caso es que esa "moral transvaloradora" sigue existiendo en pleno siglo XXI. Ellos, los inmigrantes de occidente, tratan de aparecer como las víctimas de los "malvados cristianos". Han transfigurado las enseñanzas del mismísimo Cristo, humillando una moral noble, basada en el respeto hacia los demás y al amor al prójimo como a uno mismo, hacia una moral decrépita, basada en la "otra mejilla". Así, este chico, trató de que el profesor pusiera la otra mejilla y se humillara, ya que el chico no tiene suficiente poder en el aula.
Si hay algo en lo que está basada la cultura occidental es en el respeto a la autoridad, en la ley del más fuerte, entendiendo la justicia así. No es una fortaleza brutal o despiadada, sino una fortaleza basada en la organización y la estructura, propia de los pueblos arios. Si occidente permite que los extranjeros falten al respeto a la autoridad, occidente sufrirá una crisis más profunda que la actual.
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