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martes, 3 de mayo de 2011

Muerte de Bin Laden

Es sin duda, la noticia del día, de la semana y compitiendo al mismo nivel que la boda del príncipe y el terremoto de Japón por ser la noticia del año. Estados Unidos anunciando la muerte del terrorista más buscado de la última década, culpable de los atentados del 11-S. Osama bin Laden acaba sus días tras un tiroteo.

Hasta aquí los hechos, únicamente confirmados por una de las partes. En todo caso hay bastantes interrogantes y secretos, como todos saben. Anuncio unilateral, ausencia de fotografías que confirmen los hechos, desaparición del cadaver (presuntamente arrojado al mar por los soldados estadounidenses)... Sin embargo no hay excusas. Es el estilo americano, como ellos dicen. Siempre ha habido secretismo en las filas políticas de los Estados Unidos de América.

¿Y ahora qué? Obviamente, todo apunta a lo mismo que en otros grupos y sociedades del mundo. Habrá una transición, un heredero, una nueva estrategia y aún faltará bastante para la muerte real del grupo terrorista. El mundo, dicen, es ahora más seguro.

Lo que sí ha sido muy curioso es que los periódicos y de hecho muchos ciudadanos se han manifestado de manera muy dispar. Por ejemplo, hay una sensación generalizada de paz, de que el mundo ahora descansará mucho mejor. De todas formas, hay quienes se han alegrado y lo celebran (caso de ayer en la Zona Cero de Nueva York) y curiosamente hay muchos que se han entristecido por la muerte del terrorista, no porque no lo mereciera, sino porque ha muerto un ser humano. Incluso con el asesino directo más grande de la Historia se tiene clemencia y piedad. Algo que, según dicen, nos hacen más humanos.

Lo cierto es que las personas se suelen alejar de las realidades y no analizan con objetividad las cosas. Me refiero a que es muy probable que nadie se haya parado a pensar lo que en otras ocasiones hemos dicho: que los terroristas han perdido su condición de personas.

No es una teoría ni una defensa política. Es una realidad filosófica y de derecho natural. Un ser humano que mata a otro puede argumentar razones de derecho, sean o no justificadas. De ahí se deduce que en una guerra, las razones pueden ser variadas y existe un protocolo estricto (firmado en la Convención de Ginebra) para dirimir disputas entre bandos. A nivel particular también ocurre esto. Un asesino que mata por dinero o por un encargo, tiene razón de derecho.

El terrorista, sin embargo, ha dejado de ser persona, por lo que no se puede tener trato de persona hacia él. No hay razones para el terrorismo. No existen. Supongamos el grupo de Al-Qaeda. ¿Cuál es la justificación? Dirán, matar al diabólico enemigo americano. De acuerdo, es una justificación aceptable. Entonces, mate usted a soldados americanos, no a civiles. El civil no representa al Estado americano. Podrían alegar que mataron civiles para robarles. Podrían alegar incluso que mataron civiles porque se lo mandó Dios. No pueden, sin embargo, alegar que matan civiles porque así destruyen occidente, ya que no es esa la razón.

¿Y cuál es la razón? Sencillamente no la hay. Por eso, el terrorista podría tratarse como a los locos. Los locos matan por matar, sin razones, o alegando razones como voces o por simple gusto, etc. Sin embargo, estos locos tienen enfermedades contrastadas. Un terrorista no es un loco, eso lo sabemos. ¿Entonces? Insistamos en la idea: es un animal. De acuerdo pero... los animales tienen derechos. Cierto, pero también se sacrifican a los perros peligrosos o a los animales salvajes o domésticos que se escapan y ponen en peligro a la población.

El hecho de que bin Laden esté muerto no es motivo de alegría ni de tristeza. Es motivo de solucionar un problema que podía matar a muchas personas. El sentimiento no tiene cabida en este sentido.

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