Esta mañana me encontré con esta noticia sobre el senado del Reino de España (las letras en negrita aparecían así en la versión original):
El Senado ha estrenado el de traducción simultánea. Sus señorías pueden expresarse en cualquier lengua oficial y, por lo tanto, sólo así podrán entenderse.
Pero esta herramienta tiene también un coste, lo que ha generado numerosas críticas. La factura asciende exactamente a 350.000 euros al año, unos 12.000 euros por sesión. A esa cantidad hay que sumar los 4.500 euros que han costado los auriculares, y también las dietas y los desplazamientos de los intérpretes.
El PP ha sido el único grupo del Senado que ha renunciado al empleo de las lenguas cooficiales en el debate sobre el fracaso escolar. Los populares han preferido recurrir al castellano para exponer su punto de vista sobre un asunto que afecta a todos los ciudadanos.
La noticia también dejaba de manifiesto que los taquígrafos, cuya misión es dejar constancia de lo que los senadores dicen, tuvieron que escribir lo que el traductor decía y no lo que el senador decía. Esta es una cuestión peliaguda porque, ¿cómo estar seguros de que fueron esas sus palabras y no otras?
Claro que la solución, como tantas cosas, sería contratar taquígrafos bilingües, o trilingües. Total: en un país, como España, donde hay tantísimos problemas económicos y una austeridad tremenda por parte del gobierno a sus ciudadanos, se gastan dinero para que los ESPAÑOLES se entiendan.
Quiero dejar bien clara, nuevamente, no una postura ni una opinión, sino una realidad: todos los hispanohablantes, europeos, americanos o filipinos, TODOS, somos españoles, aunque vivamos en distintos continentes. Esas territorialidades estúpidas que crearon varios descontentos terratenientes en el siglo XIX no son más que excusas que si bien acabaron con la independencia de muchos países en América, África o Asia, no desvirtualizan la herencia española de la que somos todos partícipes.
Ya va siendo hora de sentir orgullo por lo que somos y no por lo que otros quieren que seamos. Hablo de los políticos, esos prevaricadores que sólo hacen mella en el pueblo, sin solucionar lo que de verdad importa: el dinero.
Promover el aprendizaje del quechua, el náuhatl, el vasco o el catalán es promover el aprendizaje de lenguas primitivas y en algunos casos hasta salvajes. ¡Ojo! Lo mismo sería promover el castellano.
Para quien no lo sepa, aunque la RAE admite que castellano y español son sinóminos, ya que del castellano proviene el español moderno, el verdadero castellano es una lengua primitiva, alejada de español y se puede decir que hasta mediados del siglo XVI, principios del XVII, con obras como El Quijote, no se podría hablar de lengua española propiamente dicha.
Todo lo escrito hasta el momento está en español.
Esto es castellano (Cantar de Mio Cid, entrada en Burgos):
Mío Çid Ruy Díaz por Burgos entrava,
en su conpanna LX pendones.
Exíenlo ver mugieres e varones,
burgeses e burgesas por las finiestras son,
plorando de los ojos tanto avíen el dolor.
De las sus bocas todos dizían una rrazón:
«¡Dios, qué buen vassalo! ¡Si oviesse buen sennor!
Muchos no sabrán siquiera lo que aquí se dice. ¡Pero cómo, si ustedes hablan castellano! Eso es lo que quieren hacernos creer esos nacionalistas, principalmente los catalanes. Después está Evo Morales y su castellano, pero eso ya es otra historia. Para quien no pueda entenderlo (es muy lógico, por cierto, que no lo entiendan) "exíenlo ver" significa "salen a verlo", "burgeses e burgesas" puede ser "burgaleses y burgalesas (ciudadanos de Burgos, España)" o simplemente "ciudadanos y ciudadanas". "Finiestras" son "ventanas", "plorando" significa "llorando", "avíen" es "sentir" y "oviesse" es "tuviese".
ESTO QUE AHORA SE ESCRIBE ES ESPAÑOL. AQUELLO CASTELLANO.
Veamos el catalán (un poema de Jacinto Verdaguer):
Veyeume aquí, Senyor, á vostres plantes, despullat de tot bé, malalt y pobre, de mon no-res perdut dintre l'abisme. Cuch de la terra vil, per una estona he vingut en la cendra á arrocegarme. Fou mon breçol un grá de polcinera, y un altre grá será lo meu sepulcre.
Como comprenderán, ni entiendo ni me interesa entender el catalán, pero su carácter primitivo es evidente (es decir, no me interpreten mal, con primitivo no me refiero a salvaje, sino que es más cercano al latín). Para ese trabajo de aprender catalán, aprendemos latín, que es nuestra lengua madre y nos olvidamos de nacionalismo y politiqueo.
Por supuesto, el vasco, el quechua y otros idiomas amerindios son idiomas salvajes, no sólo porque son antiquísimos, sino que además los que lo hablaban eran tribus que, por ejemplo, en el caso vasco, sus hablantes estaban sin civilizar cuando llegaron los romanos y en los otros casos las culturas estaban más cerca de la Edad de Bronce que de la propia Era Histórica.
Un caso aparte es el caso del gallego, otra de las lenguas peninsulares de la España europea. Mientras que el catalán y el vasco quedaron marginados a unos pocos hablantes de la montaña, o sea, nuevamente, los que no estaban escolarizados en aquellos lejanos siglos XVI, XVII y XVIII, y posteriormente hubo lo que llamaron ellos Renacimiento cultural (Reinaxença), el caso gallego fue distinto, en particular porque llevaban dependiendo de Castilla desde aproximadamente el siglo XI y porque el gallego ha sido, como posteriormente se vio en las emigraciones a América y el Mundo en el siglo XIX y XX, un tipo afable y dialogante, que se ha adaptado bien a las circunstancias, no sin algo de retranca y polémica, como bien son ellos, pero que siempre aceptó las leyes de Castilla, aunque en casa hacían lo que querían. Así ocurrió en Argentina también, por ejemplo, donde los gallegos bien se adaptaron y se abrieron al pueblo que les acogió pero en su intimidad, recordando su España, hablaban en gallego.
Catalanes, vascos, quechuas... siempre alegan lo mismo, su pasado. Para empezar, de aquellos catalanes, vascos o quechuas queda más bien poco en los actuales habitantes de aquellas zonas. En América, hay casi más blancos que indios, en Cataluña gran parte son descendientes directos de andaluces y en Vascongadas, que tanto sienten su ascendencia íbera inmaculada, también se consideran vascos a los hijos de negros o chinos. Alegan además un pasado glorioso, que ni en sueños existió: mientras que los vascos fueron toda su vida, desde época romana, súbditos de los reyes castellanos y navarros y nunca tuvieron entidad propia ni siquiera leyes propias, tan sólo unos tristes fueros de época ya avanzada en 1452. Y qué decir de Cataluña, que incluso se vanaglorian de ser un "reino", cuando a lo más que llegaron, antes de la unión con el Reino de Aragón, fue a ser condes semi-independientes del Rey de Francia.
Y ahora, en pleno siglo XXI, gente que fuera del Senado español, se hablan entre ellos en español, de cara al público, se gastan la friolera de 350 000 euros (lo equivalente al salario anual de 20 funcionarios en España) para que puedan ejercer de poetas retrógrados.
¡Ay, estos políticos! ¿Y qué nos traerá mañana México, Honduras o Hugo Chávez?