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martes, 15 de marzo de 2011

Desastre nuclear de Japón

En efecto, esta semana, además del terremoto de Japón, nos llegó la triste noticia de que la central de Fukushima está afectada y el desastre nuclear parece inminente.

La noticia, desde el punto de vista humano, es trágica. Miles de muertos, cientos de ciudadanos contaminados por radioactividad, millones de personas ante una potencial contaminación radioactiva... Desde el punto de vista científico y experimental, si se me permite expresarlo, resulta haber sido una semana altamente interesante. La situación de la central japonesa está en continuo estudio y observación, lo que constituye una poderosa herramienta para poder predecir los efectos de un desastre de tal magnitud y sobre todo evitar posibles accidentes nucleares futuros.

Recordarán que ya en Núcleos y nucleares (El Ateneo de Archidux, 2010) se comentaba la falsa prensa que la energía nuclear tenía en el mundo. Comentábamos también que una central nuclear es algo altamente seguro y controlable, cuyos residuos, caso de salir fuera, resultaban altamente nocivos pero que su facilidad de confinamiento los hacía muy adecuados para su tratamiento posterior. Ahora, en 2011, tenemos la oportunidad de probar lo dicho en aquel momento.

Reconozcamos que de existir un desastre nuclear éste se deberá a un terremoto de 9 en la escala Richter y su posterior maremoto. ¡9 sobre 10, o sea, un terremoto sobresaliente! Dicho de otra manera, una catástrofe de efectos planetarios no ha sido capaz de destruir una central nuclear y desparramar todos los residuos por el país o el continente completo.

Nadie diría que la explosión de un automóvil tras colisionar contra un muro de hormigón se deba a que el automóvil era altamente peligroso. En cambio nadie duda de que una central nuclear es altamente peligrosa. Eso es hipocresía o, peor aún, ignorancia. Continuamente manipulamos sustancias peligrosas inconscientes del peligro que suponen. Gasolina, fósforo, ácido clorhídrico en la limpieza, enchufes eléctricos... El peligro no está en las cosas, sino en su uso y en su mantenimiento. La energía nuclear no es peligrosa, si se usa con prudencia.

La actitud de la canciller Angela Merkel demuestra demagogia e ignorancia (y luego hablan de Hitler). Condenar al estado alemán a una política energética basada absolutamente en renovables conllevará graves secuelas económicas para toda Europa. Ningún país del mundo puede hoy por hoy abastecerse exclusivamente de energías renovables, debido a su aún escaso rendimiento y a la inversión inicial descomunal. La energía atómica es el vehículo natural para la transición no agresiva entre petróleo y renovables.

Déjenme decirle que hay toda una leyenda en esta historia de Japón. Principalmente la idea, fruto del celuloide de la post-guerra, de que en Japón vamos a asistir al tremendo espectáculo que supone ver en directo la creación de un hongo nuclear. Hay cierto morbo entre los amantes de Lady Gaga y Greenpeace por ver y sentir en directo esta cita con la Historia. Lástima que para estos personajes sus esperanzas, cobárdemente ansiadas a miles de kilómetros de distancia, no sean cumplidas.

Ha habido explosiones en el reactor, como han podido observar por televisión. Sin embargo éstas no eran explosiones nucleares. Eran explosiones de vapor y/o explosiones de reacción oxígeno-hidrógeno para producir agua. Lo que puede ocurrir es que se fusione el nucleo. Como su nombre indica, una fusión del núcleo sería como que la central se fundiera en una especie de lava líquida. Al enfriarse el fluido radiactivo, parte pasaría a la atmósfera en fase vapor. A medida que se enfriara el fluido, parte podría pasar al agua, parte podría pasar en forma de aerosol sólido al aire. Esta es la realidad. No habrá una explosión verde fluorescente.

Chernobil fue algo completamente distinto. La fusión del núcleo fue extremadamente rápida y todo saltó por los aires por motivo de las altas presiones y temperaturas. En este caso, el mismo combustible nuclear saltó por los aires, produciéndose una bola luminosa de increíbles proporciones. No se puede decir lo mismo de Japón: se trata de un proceso lento, que está controlado en la medida de lo posible, y que ha demostrado que se puede contar con estructuras seguras para terremotos violentos. Por desgracia, la naturaleza es más fuerte que todas estas catástrofes y creo también que a nadie se le escapa que el uranio se saca de la tierra, del planeta Tierra, y por tanto es un elemento natural, que es imposible que contamine toda la Tierra o que acabe con el mundo, ya que existía antes de que nadie lo descubriera.

En conclusión: los periódicos siguen siendo sensacionalistas y los lectores, espectadores crédulos e ignorantes.

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