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lunes, 21 de marzo de 2011

Desastre nuclear de Japón (II)

Las informaciones de los últimos días merecen un apartado en El Ateneo de Archidux. Lo más indignante del ser humano es la capacidad de democratizar el conocimiento. Faltar a la verdad es algo, desgraciadamente, profundamente democrático. En cualquier caso, el método científico, profundamente antidemocrático, es el que impera en este foro.

Comencemos.

  • Se ha establecido un radio de seguridad de 30 km alrededor de la central de Fukushima para evitar la contaminación radiactiva en las personas. ¿Es suficiente 30 km? Algunos, incluidos los políticos de Estados Unidos, lo consideran insuficiente. Incluso en Europa se cuestiona si la "nube radiactiva" podría alcanzar a esta región del mundo. Partamos de dos situaciones totalmente distintas. La primera es que el material radiactivo no se disperse en la atmósfera y quede concentrado en Fukushima. En este caso, la tasa de exposición (es decir, la radiación que recoge el cuerpo por hora, día, año, etc.) disminuye en relación al cuadrado de la distancia. Dicho de otra manera, si la exposición a la radiación de un cuerpo a 1 m de distancia de la fuente radiactiva es X, a 2 m es X/4. A 10 m es X/100. Así sucesivamente. A 30 km es 900 millones de veces menor que la exposición inicial. Para los valores de actividad del uranio (y del plutonio) en Fukushima y para las tasas de exposición permitidas por las normas internacionales, 30 km es suficiente. Para los escépticos, decir que la parte más oriental de Europa está al menos a 7000 km de Japón, o sea, 49 billones de veces menor, es decir, un valor ridículo. España y Portugal tendrían incluso 144 billones de veces menos radiación que Japón.


  • ¿En cuánto tiempo se marchará la radiación? Esa pregunta está mal formulada o puede llevar a engaño. El tiempo de vida media se calcula, para el 238-U, en 4400 millones de años. ¿Quiere esto decir que Fukushima no podrá habitarse en tantos años? En absoluto. En primer lugar, cuando logren solucionar todo el problema, se retirarán los residuos a un cementerio nuclear. Quedará entonces una radiación residual en la zona. Lo problemático de un isótopo radiactivo no es, en contra de lo que se pueda pensar, que persista en el ambiente. Lo problemático es que su actividad sea alta. La actividad de un elemento radiactivo es función de su abundancia. Si en un lugar hay 10 g de material radiactivo y en otro hay 10 toneladas, la actividad 1 será mucho menor que la actividad 2 (porque el número de átomos que se desintegran es mucho mayor). Un elemento radiactivo que produzca rayos gamma (los más peligrosos) durante millones de años no sería peligroso si no está en proporciones suficientes. En cambio, un elemento químico, en pequeñas cantidades, con velocidad de desintegración alta (minutos, por ejemplo, podría ser potencialmente muy peligroso). Por otro lado, el hecho de que dure 4400 millones de años no significa que no se pueda vivir allí durante tal tiempo. A medida que disminuyera la actividad (es decir, se desintegren los átomos) menor será el radio de seguridad que habrá que considerar. Así, en los primeros 5 años se podría recuperar quizá ya 1 km de distancia al foco. De todas maneras, se estima en unos 10 000 años el tiempo que pasará un lugar como Chernobil sin poder albergar de forma segura seres humanos en la zona. Sin embargo, es viable un paseo de algunas horas por la mayor parte del recinto de dicha localidad.

  • El mito del yodo. Hay quien ha dicho que tomar yodo es un método eficaz para prevenir los peligros de la radiación. ¡Semejante imbécil suelto! Tomar yodo no salva a nadie de los peligros de la radiación, ya que éstos consisten específicamente en trastornos en daños a los tejidos. Tomar yodo no creará un escudo defensivo en el organismo. ¿Por qué, entonces, el famoso yodo? La razón es que uno de los elementos que se forman durante las reacciones nucleares es el 129-I, que se incorpora con mayor facilidad en el organismo que el 127-I, isótopo mayoritario en la naturaleza. El iodo regula principalmente las hormonas tiroideas, por lo que la incorporación de 129-I en el tiroides puede desembocar muy probablemente en la destrucción de los tejidos de la glándula y posterior cáncer. ¿Cómo contrarrestrar la ingesta de 129-I en el cuerpo humano? Evitando que se cuele en el organismo por ausencia de huecos. Si un bar está lleno de gente y quiere entrar más gente, es probable que se pueda meter a alguien más. Pero si el bar está realmente repleto, lleno a más no poder, no puede entrar más gente. Algo parecido ocurre con el yodo. El yodo no penetraría porque el organismo estaría repleto de yodo y lo expulsaría por la orina. Así pues, es un método para la post-crisis más que para la crisis (yodo en agua y el ambiente). Por otro lado, tomar yodo sin prescripción médica puede ser fatal, aumentando la actividad de la glándula tiroidea, aumentando la activida metabólica y en el peor de los casos, podría desembocar en una fibrilación cardíaca.
Espero que nos tomemos un poco más en serio esta situación que algunos han declarado "apocalíptica" y que más bien es científica. El miedo consiste en el desconocimiento.

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