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sábado, 26 de marzo de 2011

Salvajismo cultural o la fascinación por las culturas exóticas

Cultura significa literalmente cultivo. Cultivar es hacer crecer, cuidar con esmero para ayudar al crecimiento. Ya en Roma, se hacía distinción entre los distintos cultivos (cultura). Así, agricultura, es el cultivo del campo (ager, agri).

Desde hace miles de años el ser humano ha creado cultura. Podemos realmente admitir que cultura y civilización ha sido un binomio inseparable. No podemos decir que se haya podido desarrollar una cultura sin un sustrato de civilización. Del mismo modo, no podemos admitir que una civilización carezca de cultura, ya que la civilización es la cuna del ocio y el ocio de la cultura. No es posible cultivar el conocimiento si no se desvincula a algunos talentosos miembros del duro trabajo de la agricultura.

Cualquiera puede comprender esto. Cualquiera que no haya nacido en el siglo XX, me refiero. Durante el siglo XX los académicos advierten, por la herencia descubridora del siglo XIX, que hay que alimentar la voraz boca de las investigaciones y los doctorados. Quizá pocos se hayan dado cuenta de estas sutiles características. Fue en el siglo XX cuando los antropólogos admiten e incluso fomentan las "culturas salvajes". A la vista de aquellos, se habría cientos, si no miles de "culturas", una por cada tribu perdida en mitad de África, Suramérica u Oceanía.

¿Sabían que hay miles de "culturas"? Pueblos tan antiguos como el mundo (indios, chinos, europeos...) sólo han sido capaces de crear "culturas" verticales, sin ramificaciones. En cambio, tribus salvajes, cada una de ellas, fue capaz de crear hechos culturales propios y perfectamente distinguibles de los de la tribu de al lado. ¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar que tantos aduladores becarios e investigadores de poca monta destrocen una auténtica cultura transformadora de la realidad y la naturaleza como es la cultura aria o blanca?

Cuando oigo a historiadores de prestigio hablar con propiedad sobre la cultura azteca, la cultura árabe, la cultura japonesa, etc. me siento orgulloso de ver cómo el ser humano hace precisamente cultivo de un conocimiento. Posteriormente escucho a esos que defienden el fomento de lo que ellos denominan "fusión cultural".

Entendamos una cosa muy evidente. Los pueblos negros fundamentalmente y en menor grado los pueblos amerindios y melanesios se han caracterizado por tener de todo menos cultura. Esculpir estatuillas o montar un juego de danza no es síntoma de cultura sino de arte. Repitamos la idea: cultura es el fomento del crecimiento. Arte es sólo la habilidad para realizar algo. Así podemos hablar de un artista de la pintura, pero también de un artista del toreo, un artista de la espada o un artista del disimulo.

Todos sabemos que desde la época hippie y mucho más recientemente desde finales del siglo XX hasta ahora se ha fomentado la desaparición de la cultura por el fomento del mestizaje artístico. Así, sobre todo en la música, hemos podido asistir a fenómenos como el reggaeton, el reggae, composiciones que enfatizan en el ritmo en lugar de la melodía. Esto no es más que salvajismo. En otros artes, como la danza, la capoeira es un ejemplo de salvajismo en el baile.

Especial mención debería tener quizá la forma más destructura de la cultura musical: el rap y el hip-hop, hasta tal punto que Eminem (un blanco) es uno de los máximos representantes de un estilo musical que engendra violencia. Cuando uno escucha rap o hip-hop, la letra y el ritmo crean una especie de trance en el cual la persona siente un deseo impulsivo de moverse. Tratando de ser más claros una mezcla alcohol o drogas con esta música puede ser realmente nefasta en una noche de sábado.

Un grupo que especialmente me llamó la atención fue Buraka Som Sistema. Nombrado mejor grupo musical de Portugal en el año 2008, su música (de estilo kuduro) es en todo momento un fomento a la agresividad y a la reivindicación del salvajismo negro (lo que llaman algunos cultura negra). Y en esta situación encontramos que los blancos tontos piensan mientras lo bailan que el ritmo los está llevando al cielo, cuando realmente es lo contrario.

El ritmo es posiblemente la forma más primitiva de música. Golpear un tronco con un palo es una forma básica de música que hasta el niño sabe cómo se hace. A esto nos quieren condenar nuestros sabios occidentales. No me gusta ser catastrofista. Por supuesto que todo esto tiene solución, pero cada vez es más complicada. Si la cultura superior cede ante al inferior nos encontraremos con una situación totalmente anómala y sin precedentes. Sitios como la feria de Arte Contemporáneo (ARCO), reflejan la situación que estamos comentando. El hombre blanco cada vez más hace arte más efímero, fácil y caradura. No se puede permitir que alguien llame arte a poner una llave encima de una silla y llamarlo "el cierre a las posaderas", por poner un ejemplo.

Arte urbano, gente que canta en el metro, graffiti... Esto es el mundo cultural de los siglos XX y XXI. Luego, uno admira la Piedad, de Miguel Ángel, o su David y qué diferencia. ¿Cuántas tribus conocen que hayan podido llegar a este nivel cultural? No se trata de dinero. Uno mira los guerreros de Xian y a las estatuas de Donatello o Miguel Ángel y bueno... Sin comentarios. Y también los chinos tuvieron su renacimiento cultural.

En un mundo en el que todo vale, no es difícil entender que lo salvaje también nos afecte al arte.

Se necesitan trabajadores con experiencia

Siento mucho que haya alguno que haya entendido que esto era un anuncio para ocupar una vacante de puesto de trabajo. No obstante, no consideren que están perdiendo aquí el tiempo. Sabrán apreciar la lección que vamos a enseñarle.

Todos los días escuchamos o vemos anuncios y comentarios del tipo "Tengo 35 años de experiencia montando tuberías..." o "Nuestra empresa lleva más de 60 años realizando trajes a medida...". ¿Qué pretenden con estos comentarios, salvo el uso de un recurso estilístico en el ámbito del lenguaje publicitario?¿De verdad se puede admitir que una empresa o una persona justifique su buen hacer con su experiencia?

Partamos de la base de que, como bien decía Schopenhauer, la experiencia no es más que cumplir años. ¿Cuándo nació usted? En 1939 o en 1956 o en 1971 o en 1980 o en 2003. En ese caso usted tiene una experiencia vital de 78 años, 55 años, 40 años, 31 años o 7 años. ¿Quiere decir eso que el más viejo es el que, por ejemplo, mejor juega al fútbol? ¡Pues así debería ser, puesto que se ha llevado jugando por lo menos 50 años! Y claro, todo el mundo sabe que después de 50 años se ha aprendido todo en la vida.

Si es que somos unos zoquetes. Nos fiamos antes de la calidad de la zapatería "Zapatón" que lleva desde 1960 abierta que de la zapatería "Zapatín", que abrió el mes pasado. ¿A qué se debe que el ser humano busque la experiencia o a personas con experiencia? Se trata de una Regula Falsi [Regla falsa] por la cual realizamos una identificación mental infantil del tipo "papá o mamá eran más viejos que yo y sabían más que yo; abuelo también sabía más que yo, porque era más viejo. Papá, mamá, el abuelo... siempre me protegieron cuando me querían hacer daño. Por tanto, cuanto más viejo, más sabemos y menos posibilidad de que nos hagan daño".

Acabamos de mencionar que esto es una actitud infantil. Como consumidores, resulta penoso ver que todavía no tenemos una conciencia comercial madura y seguimos pensando que si una empresa lleva 60 años viva, será por su alta calidad y sus precios adecuados. Nada más lejos de la realidad. Todos conocemos casos de bares de mala muerte que abrieron hace 40 años y otros con sólo 2 años que son limpios y de trato fiable. Insisto en que somos consumidores pueriles.

Aquí debemos distinguir entre lo que aquí se dice y lo que aquí se piensa que se dice. Decimos que la experiencia no conlleva necesariamente una calidad o una manera correcta de realizar negocios. Eso no quiere decir que una empresa de larga tradición sea mala o que todas las empresas de corta tradición son más innovadoras. Sólo estamos insistiendo en que no necesariamente va a ser un trabajo de mayor calidad el más caro o el que tenga mejor marca.

Es lo que ocurre en el mundo laboral, sobre todo en los sectores relacionados con la técnico o tecnología (ingenieros, arquitectos, mecánicos, electricistas, carpinteros, etc.) y con el mundo de la universidad. Si no han tenido la experiencia, le diré que es muy desagradable ver a D. Fulano, socio fundador de la compañía, ingeniero graduado por la universidad de Harvard en 1930, se planta ante usted (ya sea como cliente o como jefe) y le dice con voz grave "¿Pero qué me va a enseñar usted a mí, que llevo 50 años en esto?".

Respuestas para este tipo de energúmeno:

  • El aprendizaje es un proceso continuo. Los más elementales filósofos sabían que sólo el necio cree que lo sabe todo.
  • Nadie es mejor por ser mayor. Esto es una lección que aprende todo hijo de vecino en la guardería, cuando tiene 3 o 4 años.
  • Si la experiencia fuera realmente una herramienta válida para indicar conocimiento, no habría ningún sabio ni ningún científico importante de menos de 70 años.
  • La educación, según parece, tampoco es cuestión de la experiencia. Quien da una respuesta así es un maleducado, que quizá no tenga ni un día de experiencia en cuestiones vitales.
Definitivamente: tener experiencia, mal que nos pese, no es ni será una manera propia de declarar conocimiento. La experiencia sólo es válida para dos campos: la repetición y el pronóstico (método experimental). Pero nunca, nunca, nunca servirá para intuir o conocer lo que no sabemos. Para eso se requiere otra virtud, mucho más importante que la experiencia: la inteligencia.

lunes, 21 de marzo de 2011

Desastre nuclear de Japón (II)

Las informaciones de los últimos días merecen un apartado en El Ateneo de Archidux. Lo más indignante del ser humano es la capacidad de democratizar el conocimiento. Faltar a la verdad es algo, desgraciadamente, profundamente democrático. En cualquier caso, el método científico, profundamente antidemocrático, es el que impera en este foro.

Comencemos.

  • Se ha establecido un radio de seguridad de 30 km alrededor de la central de Fukushima para evitar la contaminación radiactiva en las personas. ¿Es suficiente 30 km? Algunos, incluidos los políticos de Estados Unidos, lo consideran insuficiente. Incluso en Europa se cuestiona si la "nube radiactiva" podría alcanzar a esta región del mundo. Partamos de dos situaciones totalmente distintas. La primera es que el material radiactivo no se disperse en la atmósfera y quede concentrado en Fukushima. En este caso, la tasa de exposición (es decir, la radiación que recoge el cuerpo por hora, día, año, etc.) disminuye en relación al cuadrado de la distancia. Dicho de otra manera, si la exposición a la radiación de un cuerpo a 1 m de distancia de la fuente radiactiva es X, a 2 m es X/4. A 10 m es X/100. Así sucesivamente. A 30 km es 900 millones de veces menor que la exposición inicial. Para los valores de actividad del uranio (y del plutonio) en Fukushima y para las tasas de exposición permitidas por las normas internacionales, 30 km es suficiente. Para los escépticos, decir que la parte más oriental de Europa está al menos a 7000 km de Japón, o sea, 49 billones de veces menor, es decir, un valor ridículo. España y Portugal tendrían incluso 144 billones de veces menos radiación que Japón.


  • ¿En cuánto tiempo se marchará la radiación? Esa pregunta está mal formulada o puede llevar a engaño. El tiempo de vida media se calcula, para el 238-U, en 4400 millones de años. ¿Quiere esto decir que Fukushima no podrá habitarse en tantos años? En absoluto. En primer lugar, cuando logren solucionar todo el problema, se retirarán los residuos a un cementerio nuclear. Quedará entonces una radiación residual en la zona. Lo problemático de un isótopo radiactivo no es, en contra de lo que se pueda pensar, que persista en el ambiente. Lo problemático es que su actividad sea alta. La actividad de un elemento radiactivo es función de su abundancia. Si en un lugar hay 10 g de material radiactivo y en otro hay 10 toneladas, la actividad 1 será mucho menor que la actividad 2 (porque el número de átomos que se desintegran es mucho mayor). Un elemento radiactivo que produzca rayos gamma (los más peligrosos) durante millones de años no sería peligroso si no está en proporciones suficientes. En cambio, un elemento químico, en pequeñas cantidades, con velocidad de desintegración alta (minutos, por ejemplo, podría ser potencialmente muy peligroso). Por otro lado, el hecho de que dure 4400 millones de años no significa que no se pueda vivir allí durante tal tiempo. A medida que disminuyera la actividad (es decir, se desintegren los átomos) menor será el radio de seguridad que habrá que considerar. Así, en los primeros 5 años se podría recuperar quizá ya 1 km de distancia al foco. De todas maneras, se estima en unos 10 000 años el tiempo que pasará un lugar como Chernobil sin poder albergar de forma segura seres humanos en la zona. Sin embargo, es viable un paseo de algunas horas por la mayor parte del recinto de dicha localidad.

  • El mito del yodo. Hay quien ha dicho que tomar yodo es un método eficaz para prevenir los peligros de la radiación. ¡Semejante imbécil suelto! Tomar yodo no salva a nadie de los peligros de la radiación, ya que éstos consisten específicamente en trastornos en daños a los tejidos. Tomar yodo no creará un escudo defensivo en el organismo. ¿Por qué, entonces, el famoso yodo? La razón es que uno de los elementos que se forman durante las reacciones nucleares es el 129-I, que se incorpora con mayor facilidad en el organismo que el 127-I, isótopo mayoritario en la naturaleza. El iodo regula principalmente las hormonas tiroideas, por lo que la incorporación de 129-I en el tiroides puede desembocar muy probablemente en la destrucción de los tejidos de la glándula y posterior cáncer. ¿Cómo contrarrestrar la ingesta de 129-I en el cuerpo humano? Evitando que se cuele en el organismo por ausencia de huecos. Si un bar está lleno de gente y quiere entrar más gente, es probable que se pueda meter a alguien más. Pero si el bar está realmente repleto, lleno a más no poder, no puede entrar más gente. Algo parecido ocurre con el yodo. El yodo no penetraría porque el organismo estaría repleto de yodo y lo expulsaría por la orina. Así pues, es un método para la post-crisis más que para la crisis (yodo en agua y el ambiente). Por otro lado, tomar yodo sin prescripción médica puede ser fatal, aumentando la actividad de la glándula tiroidea, aumentando la activida metabólica y en el peor de los casos, podría desembocar en una fibrilación cardíaca.
Espero que nos tomemos un poco más en serio esta situación que algunos han declarado "apocalíptica" y que más bien es científica. El miedo consiste en el desconocimiento.

jueves, 17 de marzo de 2011

El porqué de la ortografía (VIII)

Continuamente escuchamos en radio o televisión (ahora más que nunca con el desastre de Japón) la siguiente frase:

"En estos momentos el gobierno evacúa* a la población a zonas más seguras".

Quede, por favor, de manera indeleble en la mente de todos los lectores, que se pronuncia evacua y no evacúa*.

La regla es simple:

Todas las formas verbales acabadas en -guar y -cuar son llanas y forman diptongo. En cambio, todas las formas del presente de indicativo y subjuntivo (salvo la 1ª y la 2ª persona del plural) son llanas y forman hiato.

Ejemplos: evacua, santigua, actúa.

Para demostrarlo (y de paso nos sirve de regla mnemotéctnica) podemos decir que todo el mundo pronuncia agua y no agúa*. Por ejemplo, ellos aguan el vino. En español, el grupo fonético -gua deriva de la velarización del grupo fonético -cua latino. Así agua proviene de aqua (/acua/).

Una manera fácil, como hemos dicho para recordar esta regla de acentuación es recordar las palabras:

- agua: y por tanto se dice evacua, adecua, santigua, averigua, etc.
- cacatúa: y por tanto se dice actúa, evalúa, insinúa, etc.

Sólo hay dos excepciones a la regla: el verbo anticuar y el verbo estatuar, que se pronuncian al revés que la regla general.

martes, 15 de marzo de 2011

Desastre nuclear de Japón

En efecto, esta semana, además del terremoto de Japón, nos llegó la triste noticia de que la central de Fukushima está afectada y el desastre nuclear parece inminente.

La noticia, desde el punto de vista humano, es trágica. Miles de muertos, cientos de ciudadanos contaminados por radioactividad, millones de personas ante una potencial contaminación radioactiva... Desde el punto de vista científico y experimental, si se me permite expresarlo, resulta haber sido una semana altamente interesante. La situación de la central japonesa está en continuo estudio y observación, lo que constituye una poderosa herramienta para poder predecir los efectos de un desastre de tal magnitud y sobre todo evitar posibles accidentes nucleares futuros.

Recordarán que ya en Núcleos y nucleares (El Ateneo de Archidux, 2010) se comentaba la falsa prensa que la energía nuclear tenía en el mundo. Comentábamos también que una central nuclear es algo altamente seguro y controlable, cuyos residuos, caso de salir fuera, resultaban altamente nocivos pero que su facilidad de confinamiento los hacía muy adecuados para su tratamiento posterior. Ahora, en 2011, tenemos la oportunidad de probar lo dicho en aquel momento.

Reconozcamos que de existir un desastre nuclear éste se deberá a un terremoto de 9 en la escala Richter y su posterior maremoto. ¡9 sobre 10, o sea, un terremoto sobresaliente! Dicho de otra manera, una catástrofe de efectos planetarios no ha sido capaz de destruir una central nuclear y desparramar todos los residuos por el país o el continente completo.

Nadie diría que la explosión de un automóvil tras colisionar contra un muro de hormigón se deba a que el automóvil era altamente peligroso. En cambio nadie duda de que una central nuclear es altamente peligrosa. Eso es hipocresía o, peor aún, ignorancia. Continuamente manipulamos sustancias peligrosas inconscientes del peligro que suponen. Gasolina, fósforo, ácido clorhídrico en la limpieza, enchufes eléctricos... El peligro no está en las cosas, sino en su uso y en su mantenimiento. La energía nuclear no es peligrosa, si se usa con prudencia.

La actitud de la canciller Angela Merkel demuestra demagogia e ignorancia (y luego hablan de Hitler). Condenar al estado alemán a una política energética basada absolutamente en renovables conllevará graves secuelas económicas para toda Europa. Ningún país del mundo puede hoy por hoy abastecerse exclusivamente de energías renovables, debido a su aún escaso rendimiento y a la inversión inicial descomunal. La energía atómica es el vehículo natural para la transición no agresiva entre petróleo y renovables.

Déjenme decirle que hay toda una leyenda en esta historia de Japón. Principalmente la idea, fruto del celuloide de la post-guerra, de que en Japón vamos a asistir al tremendo espectáculo que supone ver en directo la creación de un hongo nuclear. Hay cierto morbo entre los amantes de Lady Gaga y Greenpeace por ver y sentir en directo esta cita con la Historia. Lástima que para estos personajes sus esperanzas, cobárdemente ansiadas a miles de kilómetros de distancia, no sean cumplidas.

Ha habido explosiones en el reactor, como han podido observar por televisión. Sin embargo éstas no eran explosiones nucleares. Eran explosiones de vapor y/o explosiones de reacción oxígeno-hidrógeno para producir agua. Lo que puede ocurrir es que se fusione el nucleo. Como su nombre indica, una fusión del núcleo sería como que la central se fundiera en una especie de lava líquida. Al enfriarse el fluido radiactivo, parte pasaría a la atmósfera en fase vapor. A medida que se enfriara el fluido, parte podría pasar al agua, parte podría pasar en forma de aerosol sólido al aire. Esta es la realidad. No habrá una explosión verde fluorescente.

Chernobil fue algo completamente distinto. La fusión del núcleo fue extremadamente rápida y todo saltó por los aires por motivo de las altas presiones y temperaturas. En este caso, el mismo combustible nuclear saltó por los aires, produciéndose una bola luminosa de increíbles proporciones. No se puede decir lo mismo de Japón: se trata de un proceso lento, que está controlado en la medida de lo posible, y que ha demostrado que se puede contar con estructuras seguras para terremotos violentos. Por desgracia, la naturaleza es más fuerte que todas estas catástrofes y creo también que a nadie se le escapa que el uranio se saca de la tierra, del planeta Tierra, y por tanto es un elemento natural, que es imposible que contamine toda la Tierra o que acabe con el mundo, ya que existía antes de que nadie lo descubriera.

En conclusión: los periódicos siguen siendo sensacionalistas y los lectores, espectadores crédulos e ignorantes.

domingo, 13 de marzo de 2011

Universidades, universitarios y académicos

"La sabiduría llegará un día a todos los seres humanos y el mundo entrará en una felicidad sin límites"

La sabiduría. ¡Qué fácil es hablar de ella! Todavía peor. ¡Qué fácil es pensar que es algo que puede obtenerse por la fe! No es, sin embargo, más que un mito. ¿No sería, acaso, un insulto a la humanidad que fuera más fácil obtener la sabiduría plena de todos los individuos que en ninguna otra época? Es un mito. El ser humano no puede ser ni tan sabio ni tan inteligente, al menos serlo todos los miembros que integran la humanidad.

El caso es que ya en el siglo XIX, si no antes, con el apogeo de las universidades nacionales y las grandes cátedras, sobre todo en la Alemania post-kantiana, comenzó a forjarse una seria crítica sobre los académicos y sobre todo el academicismo. Éstos sostenían una especie de régimen feudal en el que el rector representaba al Papa Universitatis [Papa de la universidad], los decanos eran Episcopi Universitatis [Obispos de la universidad], los académicos unos meros parlanchines, que actuaban como Sacerdotes Universitatis y por último, unos alumnos que eran la Vera Eclesia Universitatis [verdadera parroquia de la universidad]. Esta solemne burla de la Iglesia anterior a la Contrarreforma no podía pasar más que en la patria de la Reforma, Alemania.

¿Y qué es hoy, señores, la Universidad? ¿Acaso no sigue siendo lo mismo que hemos dicho? Salvo contadas excepciones de auténticas mentes prodigiosas (casos que ocurren por lo general en las universidades de EE.UU.), los académicos, decanos y profesores de universidad no son más que meros papagayos que han tenido la suerte de tener una larga lengua para lamer traseros. Quiero dejar bien patente que no me gusta generalizar en este aspecto concreto y que esta apreciación no la hago extensible a todos los grupos de profesores, becarios y estudiantes, ya que aún queda, por suerte, gente íntegra que aprecia más la verdad que la apariencia. De todas maneras no digo nada que no sea mentira y que todos los que hemos pasado por dicha institución hemos sentido en nuestras carnes.

Hay un error de fondo bastante acusable a estos "eruditos". El pensar que arrimarse a un profesor adjunto de un gran investigador (o peor aún, arrimarse a un simple profesor de una universidad de segunda) va a convertirlo en el nuevo Newton o en el nuevo premio Nobel. Tienen éstos la extraña impresión de que las capacidades se transfieren por contacto. Estos académicos y estudiantes (que son, por cierto, la mayoría de los académicos y estudiantes) demuestran que sus padres y el Estado perdieron tiempo y dinero con ellos, haciéndolos bueyes de los libros. Por poner un ejemplo futbolístico: diríamos que el hecho de jugar con Cristiano Ronaldo o con Leo Messi nos hará mejores jugadores, algo así como pro Divina Gratia. En absoluto: jugar con ellos nos facilita, pero no nos convierte en mejores jugadores. Si pudiéramos haber estudiado con Galileo, Einstein o Newton, no por ellos hubiéramos sido como ellos.

Un caso claro se ve en la Historia de la Química. Rutherford tuvo de alumno a Bohr y éste a su vez a Sommerfeld. Otros ejemplos, como los discípulos de Einstein podrían ser parecidos.  Esto nos haría pensar que uno dio paso al otro. Gracias a Dios, tenemos mejor lógica que estos "eruditos" y sabemos que Bohr fue alumno de Rutherford pero, ¿cuántos tuvo?¿Sólo a Bohr?¿Dónde quedaron los otros 100, 200 o 1000 alumnos? Aunque la universidad es, como ya dijimos, un mundo de long-tongues [lenguas largas], los académicos son como las madres: un sólo hijo les resulta demasiado arriesgado para perpetuar la especie. Así pues, seguro que éstos tuvieron otros muchos más alumnos, los cuales es probable hasta que hicieran alguna investigación o incluso alcanzaran cierta fama, pero lo cierto es que sólo uno de ellos suele progresar. Esto demuestra que un genio puede hacer progresar a otro genio, pero es imposible que un genio forme a otro genio de una mente estúpida.

El problema de la universidad, desde el siglo XIX, ha sido el mismo: la democratización de las aulas. La universidad era, hasta que llegaron los famosos cursos másters, el último peldaño educativo. Se entiende que una persona tras su paso por la universidad tiene conocimientos suficientes como para poder alcanzar los más recónditos saberes humanos. Esto es algo rigurosamente cierto, salvo por una circunstancia que seguro no se nos escapa: no hay demasiados buenos profesores.

Eché siempre de menos un genio a mi lado. Un auténtico profesor, un docente universal, un Leonardo Da Vinci moderno. Creo que a todos los que han estudiado y les ha importado saber les ha resultado una experiencia parecida. En la universidad moderna, sólo 3 de cada 10 estudian por saber. 7 de cada 10 estudian para trabajar en algo mejor y poder ganar más dinero. Es decir, buscan la utilidad, pero no el conocimiento. Son los modernos sofistas, que hoy aplauden a la izquierda y mañana a la derecha. De los que quedan sin corromper, diremos que sólo la décima parte son lo suficientemente adecuados para ser doctos.

Esto es algo conocido por todos. ¿Por qué entonces siguen estos académicos considerando que "todos somos capaces de alcanzar la plena sabiduría"? Respuesta: la erótica del poder, la sensación de admiración de superhumanidad que tiene el profesor ante el auditorio. Un profesor de universidad es un pequeño Hitler al que se le puede escuchar, pero no replicar. Y si acaso lo pillamos en una incongruencia, tendrá suficientes recursos como "esto queda por dado".

jueves, 3 de marzo de 2011

Tergiversación comercial

Si hay algo realmente escandaloso y vergonzante en este mundo, eso es aparentar una acción bondadosa cuando realmente se quiere hacer una acción mezquina. Esa es la actitud de miles de grandes empresas en el mundo occidental.

Las siguientes situaciones son escalofriantes, vergonzantes y absolutamente deleznables, ya que se intenta justificar una ganancia económica apelando a los sentimientos compasivos más elementales del ser humano:

  • Bolígrafos, camisetas, juguetes (o lo más reciente que he visto, pastillas farmacéuticas)... solidarios: se trata de productos pequeños o de mala calidad con motivo de recaudar fondos para los más necesitados. Aunque una parte vaya al fin dicho anteriormente, nadie parece recordar que alguien se está lucrando (aunque sea el fabricante de las camisetas).
  • Cobrar las bolsas de la compra (que antes se daban gratuitamente) para hacer conservar el medioambiente. ¿Nadie se ha preguntado cuánto se ahorra un supermercado en bolsas con esta medida?¿Conservar el medio ambiente o sólo su ambiente financiero?
  • Ser intolerantes contra cualquier opinión contraria a nuestro régimen político, el único que garantiza la libertad de expresión. ¿Dónde está entonces la libertad de expresión, si sólo podemos adorar al político?¿No es esta una manera de que el político tenga siempre un buen sueldo?
  • Tener animales en casa es una muestra de bondad y de respeto a la naturaleza. ¿Y tener a la abuela en un asilo muriendo en soledad qué es?¿Se han fijado ustedes que la gran mayoría de amantes de los animales tienen a sus seres más cercanos abandonados y abominados?¿A quién sino a los vendedores de animales podría reportarle beneficios humanizar a los perros?

Esto que ven son solo unos ejemplos de lo que realmente ocurre continuamente en nuestra cultura occidental. Cada vez hay más control sobre lo que se dice y lo que se hace. El pensamiento único domina nuestras vidas. Ese único pensamiento ya saben cuál es: mínimo esfuerzo, máximo placer. Si fuera posible que por medio de dos electrodos en el cerebro tuviéramos continuamente orgasmos y una sensación de satisfacción de haber comido algo sabroso, entonces muchos ni siquiera se moverían de sus camas. Vivirían en sus camas. Morirían en sus camas.

Esta es la situación (y no ha cambiado mucho) que autores de la talla de Nietzsche advertían. El ser humano ha transvalorado o tergiversado sus valores. Donde radica el vicio, esto es, el lugar de la infelicidad, es donde el mundo actual ubica su placer y su felicidad. Nótese que para Nietzsche "vicio" no significa necesariamente algo "pecaminoso, ignominioso o inhumano" sino un aspecto vital que nos impide alcanzar una felicidad real, presente en el mundo, tangible.

El caso es que la felicidad (o mejor dicho, el modo de obtenerla) para la sociedad occidental está en hacer el bien común, sin indicar siquiera qué es el bien común. La idea que cualquier ciudadano del siglo XXI tiene sobre el bien común no se parece en nada a la idea que filósofos de la talla de Platón, Kant o Spinoza tendrían. Un ciudadano occidental da por hecho que cualquier comportamiento contrario a la tolerancia o a la compasión es inmoral, todo lo contrario a lo que cualquier sabio de la antigüedad defendería.

Así, para cualquier sabio sería una verdadera inmoralidad darle peces al hambriento. Más bien recomendaría enseñarle a pescar. Pero la sociedad actual es contraria a esta idea. Algunos la pregonan. "Lo que necesita la sociedad es más educación... falla la educación". ¡Ay, ingenuos! Precisamente son los menos educados los que abogan por solucionar el problema mediante educación. Eso dicen estos analfabetos, pero nada hacen. ¿Quién sería capaz de afirmar que un gobierno occidental estaría dispuesto a rehabilitar a los habitantes decrépitos de los barrios marginales? Hacer eso suena demasiado nazi, o sea, demasiado diabólico. En su lugar le dan casas nuevas o les enseñan a tocar la guitarra, alentando aún más su pereza y su desinterés. Porque mal que nos pese, nos quejamos de las causas pero nunca queremos admitir las consecuencias.

A mí todo me huele a verde. A dólares calentitos. ¿De verdad creen que un gobierno occidental va a buscar el bien común cuando esa búsqueda le puede traer su muerte política? No es una cuestión de ideología. Tanto la izquierda como la derecha democrática no pueden nunca buscar el bien común. Y los que pregonan que sí, mienten. Éstos tratan de canjear las obligaciones, las necesidades, el bien común por bienestar (opción típicamente de la derecha democrática). La izquierda no lo hace mejor. Trata de canjear las obligaciones por vulgaridad y por convicción social. 

No se engañen. Todo es una tergiversación comercial.