Lo más importante en la ciencia histórica es la imparcialidad y la objetividad. Cada vez se hace más necesario abandonar las ideas de bueno-malo para centrarse en el contexto histórico, las consecuencias de las decisiones de los personajes históricos y por último el pueblo. ¿Qué pasa con el pueblo?
Mis discursos sobre el chavismo, sobre Chávez y sobre la política venezolana e hispanoamericana en general han sido elaborados, entretenidos y sobre todo didácticos. Tanto en la etapa en Libroadictos como en el Ateneo de Archidux, Chávez tuvo en algunas ocasiones protagonismo importante en mis comentarios.
¿Quién era Chávez? Obviamente tiene una biografía, pero yo me quiero centrar en el personaje y no en la persona. De Chávez han dicho (incluso él mismo se ha calificado) de socialista, revolucionario, populista y sobre todo un líder opresor, excéntrico y peligroso. Sus partidarios, en cambio, lo amaban como a una especie de apóstol de la verdad suprema. Sus detractores en cambio lo consideraron un gorila sin cerebro, un fanático obsesionado con una nueva era de poder venezolano.
Y sin embargo, no era nada de eso. ¿O quizá sí?
Puedo reconocer que Chávez no me ha resultado una figura peligrosa o un loco ansioso de poder. Es más, he defendido y defiendo muchos de sus métodos, calificados por algunos como populistas, pero que en un análisis profundo no son sino formas básicas de una política sincera y justa.
Si algo hay que elogiar de Chávez es su cercanía con el pueblo. En este sentido, Chávez y otros antiguos dictadores, con Hitler a la cabeza, sabían que el pueblo era quien de veras deponía a los líderes y que no había nada más triste que un pueblo empobrecido, un pueblo sin futuro o un pueblo de muertos o hambrientos. Chávez sabía que las clases bajas venezolanas no tenían más esperanza que la llegada de un auténtico líder del nuevo orden.
Chávez era capaz de hacer una carretera para llevar alimentos a las zonas más necesitadas en cuestión de días. Chávez movilizaba el ejército para ayudar a familias necesitadas y disponía de viviendas nuevas a tal efecto. Chávez demostró durante años ser un buen padre protector para su pueblo Venezuela.
Nadie puede criticar eso de Chávez. Los que lo han criticado han salido mal parados, ya que el pueblo de Venezuela ha podido comprobar por sus propios ojos estos hechos. Y en esto se han equivocado los rivales y detractores de Chávez, en tratar de negar que lo que hacía Chávez era bueno para el pueblo.
Y lo era.
Sin embargo, Chávez también tenía muchos yerros. Él mismo se calificaba de socialista y desde sus inicios se alió con todo lo que simbolizaba capitalismo. Ese fue sin duda su principal error: entender que sólo el socialismo sería capaz de sostener la idea de estado venezolano que él proponía. Entendía que el capitalismo era sinónimo de corporativismo. Después de más de 100 años de socialismo y de desastres socialistas (como el de la Unión Soviética o China), no puede ser concebido ningún régimen político cuya base sea el socialismo clásico sin la participación de la estructura capitalista.
Chávez entonces se alió en contra de Estados Unidos (y en menor parte, la Unión Europea). Este fue un gravísimo error nuevamente, ya que asumía unas relaciones multilaterales con líderes que no concebían sus ideas políticas sino que su nexo de unión era exclusivamente el odio a EE.UU. Es esta situación, marcada por la idea preconcebida de que el mal estaba generado desde EE.UU., la que ha provocado el distanciamiento internacional de este país con otros países desarrollados.
Por estos errores, Chávez condenó a su país a un panorama crítico. Chávez entendía el socialismo como la respuesta, cuando la respuesta era el capitalismo de Smith. Es muy probable que Chávez fuera socialista o entendiera esa forma de socialismo simplemente como una base para atraer a las masas con ese nombre de "socialismo" o como un concepto derivado de una oposición al régimen económico corporativista de Venezuela antes de su mandato.
En definitiva, la Historia, una vez que pasen los años y se olvide su presencia en los medios de prensa, pondrá a Chávez como una figura ejemplar en su gestión interna pero condenable en su trato con el exterior y con la concepción del movimiento como de seguimiento socialista. No se negará que en pleno siglo XXI existió un hombre capaz de dar respuestas personales y sinceras a quienes le siguieron y que además hizo mucho bien de manera individual. A eso lo llaman populismo. Yo llamo populismo a dar 1 a cambio de 100. No puedo llamar populismo al que da 1 a todos pero se equivocó en el trato con los de fuera y ello desembocó en un problema para todos. ¿Cuántas veces no se equivocan los padres por hacer bien a sus hijos? Y nadie los llama populistas. Creo sinceramente que ante todo Chávez estaba convencido sinceramente de lo que hacía y sobre todo estoy convencido de que Chávez tampoco lo hacía por un interés a corto plazo o un interés corrompido por el dinero. A diferencia de otros líderes, como Evo o Cristina Fernández, pienso que Chávez siempre quiso el bien para el pueblo. Únicamente su escasa cultura sobre el socialismo fue la que motivó el problema.
Descanse en paz y que Venezuela encuentre su camino.
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