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martes, 18 de octubre de 2011

La violencia etarra

Los países hispanos, y fundamentalmente España, se caracterizan por tratar de recuperar su prestigio histórico tratándose de igualar, si podemos usar en este contexto esta palabra, a otros países más importantes en el panorama internacional. Los países hispanos son muy dados a realizar todo tipo de eventos, congresos y convenciones, en los cuales se entretienen políticos y filósofos de dudosa talla humana e intelectual, comiendo, bebiendo y hablando. ¿Y el objetivo? Dicen que resolver problemas, pero los políticos no resuelven jamás problemas, sino que exclusivamente defienden posturas eclécticas y timoratas, que no poseen más valor que una mala poesía: mucho ritmo, mucha metáfora y mucha expresión, pero poca emotividad, corto mensaje y escaso valor moral. Ayer pudimos comprobar que una vez más, otro país hispano muestra una conferencia excéntrica, poco útil, cara y ante todo denigrante. Ahora España ha creído conveniente que se realizara una conferencia internacional para solucionar la cuestión del terrorismo vasco. ¿Soluciones? Ninguna más allá de las conocidas por todos. ¿Entonces? Mucho jamón ibérico, muchos pinchos vascos y buen rioja. Para eso sirven estas conferencias. ¡Ah! Y para que algún ex-político, como el asesor de Tony Blair o Kofi Annan se repartan unos cuantos miles de dólares.

Cuando hablamos de que "España ha celebrado una conferencia o un evento" y sustitúyase España por Cuba, Venezuela, Argentina o cualquier otro país hispanoamericano, resulta grave saber que no es tan siquiera España, como institución y como pueblo, la que convoca estas reuniones extrañas, sino más bien dirigentes de poca consideración ante la crisis. Esto es muy importante. Aún pensamos que lo que unos pocos que salen en TV opinan, es lo que opinan no sólo el pueblo (el pueblo es incorregiblemente estúpido) sino los intelectuales, los funcionarios públicos, los empresarios o distintos colectivos importantes en la vida pública del país. Sólo parece que algunos empresarios que han sido políticos frustrados, los sindicatos y las fundaciones (que en lugar de gastar el dinero en quienes lo necesitan lo gastan en hacer comilonas) son los que defienden estos eventos internacionales.

Volvamos al asunto principal. Lo que se debatió en esta pantomima fue el camino, una posible solución al llamado "problema vasco" del terrorismo. Curiosamente, al mismo tiempo, Israel proponía liberar (y de hecho está en estos momentos haciéndolo) a centenares de presos palestinos y no presos cualesquiera, sino asesinos y terroristas, para liberar a un sólo hombre. Deberían aprender estos judíos de algunos héroes cristianos españoles como Guzmán el Bueno, que prefirió la muerte de su hijo a la entrega de la plaza de Tarifa a los musulmanes. La vida de una persona no tiene precio, pero hasta los más torpes matemáticos saben que existen distintos tipos de infinito, más grandes y más pequeños.

El terrorismo, ya lo hemos comentado muchas veces, es la expresión máxima de la cobardía y la indecencia. Algunas veces se habla de asesinato cobarde, cuando roban y matan a una anciana indefensa. Puede ser un asesinato atroz, pero no cobarde. La anciana, aunque indefensa, puede ver a su asesino, puede incluso defenderse torpemente, pero al menos es consciente del acto en sí. El terrorismo nunca es así. El terrorismo se realiza siempre desde lejos, con pistolas, metralletas, bombas... El terrorismo no distingue entre inocentes y víctimas políticas, entre aristócratas y empleados. El terrorismo no tiene excusa, ni siquiera excusa política.

Los vascos de E.T.A son una panda de asesinos por diversión. Alegan un conflicto político, pero nunca se vio, en ningún momento de la Historia de España, que los vascos sufrieran abusos de cualquier tipo (étnicos, religiosos, sociales, etc.). Más bien lo contrario, los vascos siempre gozaron de respeto y de cariño por parte del resto de españoles y lo que es más importante, de los políticos e intelectuales españoles. Bilbao se convirtió en los siglos XIX y XX en un foco industrial de primer nivel mundial. Fue aquí y sólo aquí cuando un grupo de vascos consideran que la reminiscencia de una lengua bárbara y propia de vaqueros y cabreros como era el vasco, que no era hablada por los vascos cultos desde hacía milenios, es suficiente para considerarse un pueblo especial y digno de ser autónomo.

Poderoso caballero es Don Dinero. Los vascos no valen más que su dinero. Un vasco no vale más que cualquier otro español. No vale más que un argentino, un mexicano, un andaluz o un valenciano. El hecho de que algunos españoles aprovecharan una debilidad de sus reyes para independizarse, ni legitima ni legitimará la independencia de ningún pueblo español, debido a que nunca, en la Historia de España, se mantuvo extorsionado a ningún pueblo en los territorios hispanos, ni se consideró, como en otros tantos países, que hubiera una cúpula extranjera dominante y unos vasallos dominados (como ocurría, por ejemplo, en India con el dominio británico). España, cuando conquistaba, ya fuera dentro de la península ibérica a los moros, ya fuera a los imperios americanos, tuvo una visión sin parangón en la Historia (únicamente Roma puede compararse): todos los habitantes de España tenían condición de ciudadano español. España se preocupó siempre por tener una unidad lingüística, cultural y religiosa. Por este motivo se persiguió y expulsó a musulmanes y judíos, para evitar precisamente estos actos terroristas de los que ahora nos quejamos.

Con todo, los vascos nacionalistas dicen que son "un pueblo explotado". Realmente, no existen tantos nacionalistas allí. Ellos, en privado, odian esta actitud. En público es distinto, como ocurre con tantos otros temas polémicos. Muy pocos se atreverían a decir "no quiero un hijo homosexual" en público sino que dirán "me limitaría a aceptarlo, es una opción". Con los vascos ocurre igual. Muchos dicen que odian a los nacionalistas, pero luego levantan la mano en público o cantan el himno vasco.

Los terroristas etarras son un problema que si no ha sido ya erradicado es porque los políticos no han querido. El terrorismo sólo se combate con penas muy duras, como la pena de muerte o los trabajos forzados. El problema es que en una sociedad askerosa ("askeroso" significa en vasco, "demócrata", permítanme el chiste malo), como es la española, la francesa (que también sufre a E.T.A) u occidente en general, no podemos seguir viendo como terroristas de toda clase y nacionalidad (peruanos, colombianos, irlandeses, vascos, musulmanes, palestinos, etc.) se jactan de derrotar al enemigo mediante el martirio o la lucha armada. Dar alas o tratar de justificar por vías pacíficas a estos individuos representa una vergüenza.

Kofi Annan es un desvergonzado. Alguien que fue el máximo mandatario del mundo no puede tratar de hacer ver a nadie que una lucha terrorista pueda ser equiparada con, por ejemplo, el activismo de Gandhi. Un pacifista no puede justificar o ser causa de justificación de un terrorista asesino. No puede existir perdón ni justificación contra los terroristas. La razón es muy obvia: siempre exigirán más y más.

Los etarras consideraron siempre a Euskadi su patria. Euskadi comprende a las 3 provincias vascas españolas, al condado de Treviño (que no es ni fue nunca vasco), al departamento frances de pirineos occidental y a ciertas villas de Navarra. Esto que llaman ellos Euskadi es uno de los mayores inventos políticos de todos los tiempos, porque si algo es cierto es que nunca existió ninguna entidad política llamada así. Sería como reivindicar el Estado de Cro-Magnon, simplemente porque ahí vivían estos individuos.

De lo que se trata aquí es realmente de establecer si la razón está de parte de los etarras (que no lo está, obviamente) y de si es justo castigar a éstos por sus crímenes. Algunos dirán que ya cumplen castigo, pero es una aberración penitenciaria que alguien que robó tres gallinas o que pide por la calle tenga el mismo trato penitenciario (o peor) que alguien que mató a 200 personas con una bomba. Si alguien llama a esto realmente "castigo" es que no conoce el significado de la palabra.

Los políticos, como digo, nunca solucionan los problemas, sino que tranquilizan los corazones. Un político nunca dirá cosas como "¡masacremos a los terroristas!" sino que dirá cosas como "Condenamos este acto y pedimos el fin de la violencia".

Sería interesante conocer qué actitud hubiera tomado Hitler en el conflicto vasco, pero todo parecería indicar que quizá este conflicto ni tan siquiera hubiera ocurrido en la vida. Es aquí cuando se oyen esas voces que dirán "es que Hitler era un radical, un asesino, etc.". No se trata de Hitler, o Stalin, o Mao. Se trata de dejar de ser político para ser gobernante. No es lo mismo. Ser político es una actitud. Ser gobernante es un oficio. No podemos ser cariñosos (actitud) cuando tratamos a un cliente en la oficina (oficio), porque entonces se malinterpretan los mensajes y pudiera ser que, por desgracia, abusaran sexualmente de nosotros (terrorismo). Si no mostramos actitud, sino sólo oficio (lo que suele llamarse "un vendedor formal"), quizá hagamos más impersonal el oficio pero nuestro mensaje será siempre claro, objetivo y en caso de abuso, nuestra defensa será siempre legítima.

Ante tanto movimiento 15-M y otras estupideces ya va siendo hora de que surjan movimientos de defensa al ciudadano. La defensa de la economía está muy bien, pero la economía no acaba con la vida de una persona en cuestión de segundos. Y si los del 15-M piensan que el fin de los problemas está en la libertad, entonces ellos son cómplices de los mismos que quieren la "libertad para los vascos". Ellos también buscan lo mismo, libertad.

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