Retomamos un tema anterior (Strauss-Kahn y la acampada de la Puerta del Sol) para hablar de un asunto actual. Y es que el ex director gerente del FMI parece que no fue excesivamente culpable o al menos la mujer ya conocía a dicho hombre.
Más importante parece que podría ser el hecho de la famosa acampada de la Puerta del Sol. Si echamos un vistazo a lo que está ocurriendo en estos días en España, cualquier tipo de justificación por parte de los manifestante carece de fundamento. Cierto es que la situación en España es y va a ser durante bastante tiempo caótica, de creciente empobrecimiento y con un acusado nivel de desempleo, pero en ningún momento se puede achacar a "unos pocos" lo que una sociedad democrática ha elegido libremente.
Recalco lo que siempre hemos venido aquí hablando: las democracias, como decían Platón o Thomas Hobbes, no son más que la antesala a la aparición de los tiranos. El caso es bien claro: en una democracia perfecta (como ocurre en España y en casi todos los países occidentales), el valor del voto inculto es el mismo que el del voto consensuado. Las mayorías nunca tienen razón por lo general, porque la mayoría suele ser muy poco dada a la reflexión.
El 15-M, como lo llaman los manifestantes. Proclamas comunistas y anarquistas. ¿Pero de qué estamos hablando? ¿Es lógico permitir que unos cuantos indignos (que no "indignados", como ellos se autoproclaman) tomen pulso a un gobierno. ¡No!
El caso es que si bien no se puede defender la nefasta actuación de Rodríguez Zapatero, uno de los peores gobernantes de toda la Historia de España, junto con Evo Morales, Kirchner o Castro (dejo en tela de juicio a Hugo Chaves, porque si bien es actualmente un gorila inepto, hubo una época en la que era realmente un ejemplo a seguir). Sin embargo, si bien no se puede defender su actuación, si podemos defender lo que estos "indignados" reclaman: la falta de legitimidad del gobierno.
Miren ustedes, señores "indignados". Entiendo que ustedes no tengan la capacidad intelectual suficiente para entender mis palabras, pero quiero que sepan, caso de que el Espíritu Santo les ilumine, que no podemos deslegitimiar o penalizar lo que ustedes mismos admitieron. Es lo que se denomina un "contrato social". No pueden romperlo ahora que no les conviene. ¡Más suerte la próxima vez, desgraciados!
Lo peor de todo es que siempre hay víctimas en cualquier conflicto. En este caso, las víctimas no son ni el gobierno ni los "indignados" (por mucho que unos y otros se consideren ofendidos). Las auténticas víctimas son los ciudadanos modelos que todos los días se levantan en Madrid a trabajar. ¡A trabajar, señores indignos!¡Indignos son de ser siquiera ciudadanos de un país civilizado!¡Trabajen, leñe!¡Acepten que debido a su incultura y a su falta de esfuerzo ahora están ustedes en paro!¡Haber estudiado unas oposiciones!¡Haber estudiado y tenido buenas calificaciones, en lugar de beber whisky todos los fines de semana y entre semana!
No quisiera hoy acabar con una conclusión simple, porque simple es lo que son ellos. Unos simples animales de rebaño, unas ovejas asustadizas que son incapaces de decir lo que piensan de uno en uno. ¡Malditos cobardes comunistas! ¡Indignos! Lo que es importante es que de una vez por todas el gobierno tome medidas y defienda al ciudadano libre. ¡Haga cumplir la ley, gran señor presidente indigno, antes de que los indignos auténticos le creen aún más problemas!
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