Otro día más hay que dar gracias a Dios por estar vivo. A veces el pesimismo puede invadirnos, más aún si se trata de una época de crisis. Sin embargo, hemos de aceptar nuestra realidad cotidiana y pelear por la realidad futura. Si algo nos ha enseñado esta crisis mundial es eso: nada es imposible, por muy difícil que parezca, ni el fin del mundo, ni el fin de la guerra, ni la caída de un dictador, ni el desmoronamiento de China. Cualquier cosa es posible.
Por mi parte, he de agradecerles a todos ustedes el interés que ha suscitado este cuaderno virtual. Son muchos los lectores que lo visitan y por lo que se ve los hay de todo tipo. Hay amantes de la ciencia, amantes de la filosofía, de la religión, de la vida, del más allá... Como ya alguna vez mencioné, todos ustedes tienen cabida en este foro.
Seguro que si hay algo de esta crisis que me preocupa no será la economía. Cierto es que todos, en mayor o menor grado, estamos padeciendo los rigores de la crisis, pero poco a poco se ve la recuperación. La crisis ha enseñado que la especulación no puede ser la solución a los problemas económicos mundiales, sino que más bien el trabajo duro será lo que nos ayude a ser mejores en el futuro. La colaboración estrecha será, sin duda, el elemento clave en las relaciones del siglo XXI.
Lo que sí que me preocupa es la realidad social. Esta crisis quizá ha creado revoluciones sociales (como en Túnez, Libia o Egipto) y manifestaciones (Madrid), pero no ha favorecido la condena de la ineptitud. Estoy francamente preocupado. Ustedes, mis queridísimos lectores, y yo estamos hechos de otra pasta. ¿Quién sino nosotros perdería parte de su tiempo en leer las inquietudes de otros semejantes en lugar de ver el video más gracioso del momento en Youtube? Esto no es algo gratuito o esporádico. Se basa en un sentimiento común de que hay algo más allá de las continuas mamarrachadas que la masa y los políticos nos ofrecen todos los días.
Me preocupa mucho que todavía hoy no haya movimientos científico-políticos, al estilo de la República de Platón. No me refiero a los típicos científicos de programas de divulgación de la televisión, más interesados en sus egos, ni a excéntricos chiflados que tratan de aniquilar el mundo o presentan una cara fea al público. En este sentido, el mencionado Platón era un filósofo-político ejemplar: fue campeón olímpico, soldado, esclavo, filósofo y político. Él sí que era la clase de persona que mantendría feliz al pueblo. Y pudo haberlo logrado ciertamente, aunque no le dejaron.
Sucesos como los de Noruega, donde Breivik era un genio vuelto loco, han puesto en tela de juicio lo que Platón denominaba aristocracia (gobierno de los mejores). Cada vez más, empresas y partidos políticos occidentales evitan tener a personas demasiado inteligentes o preparadas en sus puestos, cosa que chinos, iraníes e indios, por ejemplo, contemplan como prioritario. Ellos ganarán, no les quepa dudas, a menos que nos protejamos.
No creo ni creeré en la gran guerra, aunque será cierto que vendrá. Es solo cuestión de tiempo, aunque estoy seguro de que los seres humanos serán capaces, aunque sea por intervención divina, de ser lógicos por una vez.
Esto de las redes sociales, internet, las bitácoras... da mucho que pensar. No hace mucho leí uno de tantos artículos que demuestran eso de que sólo hacen falta 6 personas para llevar un mensaje a la persona más alejada del mundo. Puede que alguno lo crea, puede que algún otro no. Lo cierto es que se trata de una media que por lo que se dice fue demostrada tanto por correo electrónico como por correo ordinario. Tratemos de averiguar si esto es cierto.
Los mensajes que se pueden enviar a nuestros amigos y conocidos dependen, obviamente del número de amigos que tengamos. Por lo general una persona tiene alrededor de 60 conocidos, quizá algunos menos, y se sabe experimentalmente que el cerebro humano es incapaz de tener vínculos afectivos con más de 150 personas a la vez, es decir, lo equivalente a una tribu grande prehistórica. Si ,de media, todas las personas tienen 60 conocidos, el número de personas totales con las que potencialmente podríamos comunicarnos que fueran amigos de amigos sería de:
60 x 60 = 3600
En una tercera ronda, el número total sería 60 x 60 x 60 = 216 000 personas. Es decir, por esta regla de tres, una persona famosa que viva en una ciudad de tamaño mediano (200 000) podría sernos presentada, de media, por el amigo de un amigo.
Por otro lado, el cálculo sigue una progresión geométrica. Así, si la base es 60 y el exponente es 6, obtenemos la cifra de 46 656 millones, casi 8 veces más los habitantes reales en la Tierra. Pensaríamos que quizá con 5 fuera suficiente, pero el resultado es de 777 millones, casi 10 veces menos habitantes de los necesarios para conocer al planeta entero.
Obviamente, si fuera esto tan cierto, hace mucho tiempo que el mundo estaría conectado, sin necesidad de internet. ¿Qué es, entonces, lo que ocurre? Ocurre que el cálculo no está del todo bien establecido y que si bien es cierto que de media podríamos decir que son necesarios solo 6 eslabones de amistad (y una red como Facebook podría sernos útil para establecer eso), hay muchas personas que viven aisladas del resto del mundo, mientras que otras tienen (o dicen tener) cientos de amigos. Por tanto, no sería real el cálculo matemático anterior.
Por otro lado, existe otra situación que no ha sido estudiada en el cálculo anterior. Supongamos que llega el fin del mundo y que quedan sólo 10 personas vivas, en distintas partes del planeta. Supongamos que cada una de ellas tuviera sólo 2 amigos. Según el cálculo anterior, se necesitarían sólo 3 eslabones para alcanzar a todos en el planeta. Esto significa 1 (el sujeto emisor) + 2^3 + 1 = 10. El cálculo, a priori, sería correcto, pero, ¿y si el número 1 tiene 2 amigos, que son 2 y 3, número 2 tiene sólo dos amigos que son 3 y 1 y número 3 sólo dos amigos que son 2 y 1? ¡¡¡ El número 1 jamás podría contactar con el número 10!!!
Aún más elaborado:
1................. tiene por amigos a 2 y 3;
2................. tiene por amigos a 3 y 4;
3................. tiene por amigos a 2 y 4;
4................. tiene por amigos a 3 y 2;
1 necesita 2 pasos para contactar con 4, pero jamás contactará con 10.
Por tanto, esto es lo que ocurre en la realidad. Si bien el conjunto se amplía y 60 personas es un número lo suficientemente alto para que los círculos se abran, el ser humano sigue siendo un animal tribal y no es cierto eso de que seamos una especie sociable, sino más bien social. Nos gusta, por lo general pertenecer a un grupo homogéneo, bien estructurado y odiamos terriblemente a los extraños, salvo si nos pueden servir de algo. De todas formas esto varía con cada cultura, y si bien los latinos o los árabes son más propensos a aceptar a extraños, nórdicos o judíos son muchos más reservados.
En cualquier caso, esperemos que nuestro foro siga creciendo y especiales gracias a todos nuestros mayores visitantes de Madrid (España), Miami (EE.UU), Trujillo (Perú), Rosario (Argentina), Berlín (Alemania) y Singapur. Pronto vendremos con nuevos temas.