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miércoles, 12 de junio de 2013

Clonación humana

Llevaba ya algún tiempo sin escribir. La verdad es que había muchas razones para no escribir, entre otras que no había nada que escribir. Pero insisto, no era la única.

No hace mucho se comentaba la noticia de que se había podido clonar mediante la técnica de la oveja Dolly el primer estado de un embrión humano. La técnica es sencilla: se extrae de un óvulo la carga genética del mismo (su ADN), se incorpora ADN de un individuo ya vivo y entonces el óvulo detecta que hay dos parejas de cada cromosoma y por tanto el óvulo está "fecundado". A partir de ahí, el óvulo se desarrolla como cualquier óvulo fecundado de manera natural.
 
He aquí que ya sabemos cuál es la manera de conseguir ejemplares idénticos de un mismo individuo de una especie. Esto incluye al ser humano. La cuestión es entonces si sólo se trata de una cuestión científica (algo así como "hemos sido capaces de alcanzar nuestro objetivo") o se trata de una cuestión económica o práctica (algo así como decir que "ahora tenemos un descubrimiento al que hay que encontrar una aplicación").

(Bio)ética. He aquí la clave del problema y de la discusión. Partamos de la base de que todo lo que afecta al ser humano es siempre visto de manera suspicaz, sobre todo si afectan al concepto religioso del individuo o de la especie. Con concepto religioso no sólo incluimos a las religiones mayoritarias, sino también a los seguidores de creencias naturistas. ¿Pero cuál es la respuesta?¿Es realmente ética la clonación humana?¿Es ético crear personas genéticamente iguales en una especie de eugenesia global?

No pretendo entrar en polémicas inútiles. El ser humano debe ser ante todo un ser libre, tan sumamente libre que no debe tampoco establecerse sus características genéticas de antemano. Este sería el auténtico pecado: la falta de libertad genética.

Pensemos ahora mismo en el ser humano en su conjunto. ¿Cuáles son los genes más favorables? Podríamos pensar, a priori, que los genes que nos otorgan una mejor condición física o intelectual serían a priori los mejores genes. ¿Pero qué ocurriría si las condiciones planetarias cambiaran? Condenaríamos quizá al 100% de la población humana al desastre. O quizá no. Es decir, no podemos conocer el futuro con claridad y por tanto ser genéticamente iguales, como le pudiera ocurrir a las amebas u otros organismos unicelulares podría ser algo desastroso.

Por otro lado, no se puede garantizar al 100% la dotación genética idéntica de los individuos. La razón es bastante simple: las condiciones ambientales pueden generar mutaciones detectables o indetectables que realmente produjeran individuos bastante diferentes. Además, la clonación no permitiría más que la existencia de un sexo. Esto podría parecer algo trivial, ya que... ¿para qué una reproducción sexual si hay reproducción clónica? Sin embargo la reproducción sexual tiene bastante más ventajas que la clonación. En primer lugar porque la clonación del individuo, ya sea macho o hembra, trae como consecuencia la generación de un macho o una hembra de la misma genética. Esto significa que no podemos cambiar, por ejemplo, el comportamiento inherente del macho o la hembra, tanto en su faceta física como en su faceta intelectual. Además, partimos de la base de que un individuo que hoy consideráramos genéticamente perfecto en alguna característica personal (por ejemplo, la inteligencia de Einstein) no tendría que ser la mejor o la única combinación de genes para la inteligencia. ¿Era más inteligente Mozart o Einstein?¿Quizá Galileo o Leonardo?¿Marie Curie o Platón?

Lo cierto es que la clonación no tiene, aunque se pudiera, un fin lógico de eugenesia. La Historia ha demostrado que cuando Newton había llegado a ser el más laureado físico, Einstein lo despojó de su título y llegará (si no ha llegado ya) el humano que dejará a Einstein empequeñecido. Es la propia evolución del ser humano.

Otra cosa bien distinta es el pensamiento comercial de la clonación. Desde el principio de los tiempos hemos pensado en nuestro otro yo. Es un concepto tan básico como el de "media naranja". Necesitamos sentirnos comprendidos y, ¿quién mejor que nosotros mismos para ser comprendidos? Sin embargo, por su propia definición, el individuo es único en su especie. No importa que haya un clon de nosotros mismos, ya que de alguna manera nosotros seríamos al mismo tiempo clon de nuestro clon. ¿Por qué razón, salvo por la edad, diríamos que ese otro ser no es uno mismo desde el punto de vista genético? Sin embargo, la experiencia nos demuestra que esta idea romántica pronto se cae por su propio peso. No hay que ver más que el caso real de clonación natural: los gemelos idénticos. Estos hermanos, a pesar de ser idénticos, tienen su propia personalidad, caracterizada por la interacción del entorno con ellos mismos. ¿Acaso no conocemos a hermanos gemelos con personalidades dispares?¿Quién es tan simple de pensar que un clon nuestro no sería sino un ser humano completamente distinto a nosotros, salvo en apariencia?¿Acaso los que nacimos en el siglo XX seríamos capaces de pensar que un clon nuestro del siglo XXI no tendría una personalidad y conocimientos completamente distintos a los nuestros?

Dejenme que les diga, como conclusión, que no hay mejor manera de perpetuarnos que a través de nuestros hijos y que clonaciones, a no ser que fueran con fines claramente terapéuticos, en el primer estadio celular, cuando ni siquiera pudiera hablarse de individuo, no tendrían cabida en una sociedad mentalmente sana. Es más, crear seres humanos embrionarios con el propósito exclusivo de matarlos posteriormente para nuestro propio beneficio no es más que una atrocidad. Muchos médicos y especialistas ponen como límite una serie de divisiones celulares del cigoto primitivo. Ese concepto no debe entenderse así. No se trata de poner un límite temporal o físico, sino de poner un límite objetivo. Centrándonos puramente en la teoría de la evolución. ¿En qué momento deja de parecerse un embrión humano de un embrión de pollo, de perro o de mono? He aquí donde puede hablarse de ser humano. No podemos entender que un conjunto de órganos humanos (como ocurrió recientemente en el Salvador con Beatriz) sea un ser humano, si le falta el cerebro o el corazón. Insisto, si en algo se equivocan todos los científicos es en fijarse en qué momento se puede hablar de "ser humano" o "células". Hay que fijarse en ¿en qué momento el recien nacido deja de tener forma de ameba, o de pez o de pollo? Mientras tanto, es una ameba, un pez o un pollo cualquiera.

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