En otras ocasiones hemos comprendido que la más que ignorada, descalificada e incluso condenada doctrina nacionalsocialista no ha sido valorada de manera justa. Si hay algo innegable es el hecho de que en cuestión de unos pocos años Alemania pasó de ser un país asolado por la guerra y la posterior depresión de 1929 a ser una superpotencia militar y económica en tan sólo 6 años (de 1933 a 1939), si bien es cierto que durante los años anteriores y gracias a la capacidad de trabajo del pueblo alemán, parte del tejido industrial alemán se había recuperado. No obstante, durante aquellos 6 magníficos años, el nacionalsocialismo multiplicó la productividad de las fábricas y las convirtió en lo que muchas de ellas son hoy, auténticos líderes en sus sectores (Volkswagen, Bayer, Bosch, etc.). En cualquier caso estas empresas actualmente se desvinculan de todo su pasado nazi o de los beneficios que obtuvieron durante aquellos años.
De todas formas, no hemos venido hoy a hablar de la ya manida controversia y condena a los nazis, sino de aprender cómo con sus métodos fueron capaces de hacer que un país en crisis se convirtiera en pocos años en una superpotencia y cómo no se lograría ese nivel nuevamente tras la Guerra Mundial, hasta la década de los 70, es decir, en unos 30 años. ¿Qué fue lo que hizo que esto ocurriera?
Tradicionalmente se ha venido justificando este milagro económico a la intensa preparación que Hitler hizo para hacer frente a un conflicto bélico a escala mundial. Esto es cierto, pero no es suficiente. No es posible justificar que el milagro económico se debiera no ya exclusivamente, sino en un gran porcentaje a la preparación para la guerra, ya que hay multitud de países que llevan o han llevado años para la preparación de grandes guerras (casos de Libia con Gadafi, Irán, Corea del Norte, India o Pakistán) y sin embargo no han sido capaces de crear verdadera riqueza en sus países o de convertirse en superpotencias económicas como le ocurrió a Alemania por aquel entonces.
¿Por qué entonces siempre se ha justificado el ascenso económico alemán de la década de 1930 con la preparación de la Guerra? Fácilmente puede entenderse que todo ha sido producto de la propaganda de los aliados durante y tras el fin de la Guerra.
En Mein Kampf se dan las pautas de las políticas económicas que después el propio Hitler aplicó a Alemania. Lejos de ser un iluminado, Hitler es un realista. Él se percató de lo que muchos de nosotros podemos ser capaces de ver en la actualidad: miseria; bancos imposibles de quebrar, porque asumen sus pérdidas el pueblo; políticos incapaces de hacer frente a la crisis; altas tasas de desempleo... Su libro no es, ni mucho menos, un tratado económico, sino un tratado de política económica, es decir, posteriormente son los economistas y técnicos (ingenieros, profesionales) los que harían viables estas políticas. Así lo entendía Hitler y así fue como lo hizo.
Entre las políticas que hizo (y que permitieron la recuperación económica milagrosa), cabe mencionar:
1. Vigilancia bancaria (o lo que fue en su casa, vigilancia de la clase judía; hablamos mucho antes de los famosos campos de concentración, asunto que ya no es económico, sino político): los bancos debían superar amplios controles que impedían ganancias abusivas. Los bancos tenían que hacer negocios limpios, donde la parte más débil saliera favorecida ante una hipotética crisis o imposibilidad de hacer frente a los pagos. Nótese que no consistía en lo que piden los comunistas y los socialistas, es decir, la supresión del banco o que la parte más débil quede sin pagar. Lo que los nazis argumentaron fue que el banco no podía enriquecerse ilícitamente si por causas ajenas al individuo (despidos masivos, imposibilidad de poder pagar las deudas...) éste no podía hacer frente momentáneamente a las deudas.
2. Eliminación de vagos o perezosos: en la Alemania nazi todos tenían que trabajar y dar lo mejor de sí mismos. Si alguien no trabajaba, estudiaba o tenía pensión. No existía el paro, ya que los nazis consideraban que todos podían en un momento dado contribuir a la comunidad por un salario básico. De hecho, el gobierno de Hitler impulsó las colonias de alemanes en lo que el mismo llamó búsqueda del Espacio Vital (que trajo como consecuencia la anexión de Austria y los Sudetes). En dichas colonias, los parados alemanes contribuían a su construcción y a las labores agrícolas, a cambio de una vivienda digna. Los regímenes democráticos (incluido los EE.UU.) no ven, salvo en ciertos estados o comunidades (como los amish) en esto más que una supresión del derecho a la libertad de individuo, al no poder elegir "ser vago".
3. Hacer la tecnología alcanzable para todos: marcas como Volkswagen nacieron con el claro propósito de conseguir que ningún alemán quedara sin un medio de transporte y facilitar intercambios económicos y desplazamientos entre todos los estados alemanes. En este punto insisten continuamente, aunque sin éxito, los distintos agentes económicos mundiales. El fin de la crisis económico viene acompañado de una modernización social. Sin embargo, lo auténticamente innovador del nacionalsocialismo fue que el estado intervino y se preocupó intensamente de este punto. Lo que actualmente se denomina I+D era un pilar fundamental de la Alemania nazi. Notables fueron, en algunos casos tristemente notables, la cantidad de experimentos de todo tipo (químicos, médicos, ingenieriles...) protegidos por los dirigentes del Reich. Es en esto lo que diferencia a la Alemania nazi de prácticamente todos los países occidentales: la intensa actividad estatal o pública en este asunto del I+D (curiosamente, los países orientales, desde Irán, India o Singapur, hasta China o Japón sí que practican este método). Los países occidentales, sin embargo, prefieren la inversión privada como motor de generación de la innovación, lo cual es absurdo, ya que una innovación que no tiene un fin práctico y global, para todos, no es realmente revolucionaria y por tanto favorable para una recuperación económica.
4. Protección de los más débiles: a prácticamente el 100% del mundo se le ha olvidado que los más débiles de la Alemania pre-nazi no eran los judíos, sino los no-judíos. Eran los judíos los que mantenían el corrupto sistema político y bancario alemán. Eran los ancianos y jóvenes alemanes y cristianos los que realmente sufrían las crisis y la hambruna. Hitler era tajante en este asunto en su libro. Los ancianos debían ser respetados y no ser un estorbo, ya que habían contribuido a la riqueza del país. En este sentido, ningún alemán podía ser objeto de crisis, ya que o bien estaba obligado a trabajar o bien, en caso de que no pudiera, el sistema de seguridad social le permitía un buen descanso.
5. Protección real al trabajador: a diferencia de los países marxistas, donde el trabajador era un auténtico esclavo, el sistema de hitler obliga al empresario a dar un trato preferente a los buenos trabajadores. No olvidemos que el partido es nacionalsocialista y que el socialismo, o lo que es lo mismo, una visión económica social fue una idea de impulsión para las políticas hitlerianas. Pudiera parecer que los nazis, al ser un regimen dictatorial pudieran haber tenido al trabajador esclavizado como los comunistas. Nada más lejos de la realidad: la propiedad privada garantizaba que el trabajador pudiera tener una vida digna, se fomentaba el ahorro y una auténtica protección a la familia, como demuestra el hecho de que se facilitaba a los matrimonios con familia numerosa casa para la crianza de los hijos. El secreto no estaba en la protección al trabajador desde el sindicato, sino la protección desde el propio estado.
6. Protección real al buen empresario: Hitler, a pesar de ser socialista, dictaba mucho de ser izquierdista. Las garantías de inversiones privadas alejadas de la especulación propia de los judíos proporcionaban un entorno idóneo para que esa política de I+D tuviera una continuación privada. Empresas como Bosch o BMW pudieron mantenerse como símbolos alemanes incluso décadas después del fin del nazismo.
Estos fueron los secretos de Hitler. Si además añadimos que el entorno pre-bélico permitió a Hitler generar un consumo adicional de productos, podemos entender que Alemania se recuperara en sólo 6 años. Los grandes prejuicios hacie el nazismo nos impiden ver algunas de las más ventajosas ideas que hayan nacido en el siglo XX.
3. Hacer la tecnología alcanzable para todos: marcas como Volkswagen nacieron con el claro propósito de conseguir que ningún alemán quedara sin un medio de transporte y facilitar intercambios económicos y desplazamientos entre todos los estados alemanes. En este punto insisten continuamente, aunque sin éxito, los distintos agentes económicos mundiales. El fin de la crisis económico viene acompañado de una modernización social. Sin embargo, lo auténticamente innovador del nacionalsocialismo fue que el estado intervino y se preocupó intensamente de este punto. Lo que actualmente se denomina I+D era un pilar fundamental de la Alemania nazi. Notables fueron, en algunos casos tristemente notables, la cantidad de experimentos de todo tipo (químicos, médicos, ingenieriles...) protegidos por los dirigentes del Reich. Es en esto lo que diferencia a la Alemania nazi de prácticamente todos los países occidentales: la intensa actividad estatal o pública en este asunto del I+D (curiosamente, los países orientales, desde Irán, India o Singapur, hasta China o Japón sí que practican este método). Los países occidentales, sin embargo, prefieren la inversión privada como motor de generación de la innovación, lo cual es absurdo, ya que una innovación que no tiene un fin práctico y global, para todos, no es realmente revolucionaria y por tanto favorable para una recuperación económica.
4. Protección de los más débiles: a prácticamente el 100% del mundo se le ha olvidado que los más débiles de la Alemania pre-nazi no eran los judíos, sino los no-judíos. Eran los judíos los que mantenían el corrupto sistema político y bancario alemán. Eran los ancianos y jóvenes alemanes y cristianos los que realmente sufrían las crisis y la hambruna. Hitler era tajante en este asunto en su libro. Los ancianos debían ser respetados y no ser un estorbo, ya que habían contribuido a la riqueza del país. En este sentido, ningún alemán podía ser objeto de crisis, ya que o bien estaba obligado a trabajar o bien, en caso de que no pudiera, el sistema de seguridad social le permitía un buen descanso.
5. Protección real al trabajador: a diferencia de los países marxistas, donde el trabajador era un auténtico esclavo, el sistema de hitler obliga al empresario a dar un trato preferente a los buenos trabajadores. No olvidemos que el partido es nacionalsocialista y que el socialismo, o lo que es lo mismo, una visión económica social fue una idea de impulsión para las políticas hitlerianas. Pudiera parecer que los nazis, al ser un regimen dictatorial pudieran haber tenido al trabajador esclavizado como los comunistas. Nada más lejos de la realidad: la propiedad privada garantizaba que el trabajador pudiera tener una vida digna, se fomentaba el ahorro y una auténtica protección a la familia, como demuestra el hecho de que se facilitaba a los matrimonios con familia numerosa casa para la crianza de los hijos. El secreto no estaba en la protección al trabajador desde el sindicato, sino la protección desde el propio estado.
6. Protección real al buen empresario: Hitler, a pesar de ser socialista, dictaba mucho de ser izquierdista. Las garantías de inversiones privadas alejadas de la especulación propia de los judíos proporcionaban un entorno idóneo para que esa política de I+D tuviera una continuación privada. Empresas como Bosch o BMW pudieron mantenerse como símbolos alemanes incluso décadas después del fin del nazismo.
Estos fueron los secretos de Hitler. Si además añadimos que el entorno pre-bélico permitió a Hitler generar un consumo adicional de productos, podemos entender que Alemania se recuperara en sólo 6 años. Los grandes prejuicios hacie el nazismo nos impiden ver algunas de las más ventajosas ideas que hayan nacido en el siglo XX.
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