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miércoles, 24 de octubre de 2012

Mentalizarse es la clave del éxito

¿Cuántas veces no habremos escuchado esa frase? Mentalizarse es la clave del éxito. Dicho de otra manera, si uno piensa y se comporta como si fuera determinada persona, entonces se convertirá en dicha persona.
 
 
Se le denomina actualmente a esta técnica autosugestión o autohipnosis, éste último término no muy ajustado a la ortodoxia. En cualquier caso, todo se reduce a una idea: concienciación.
 
 
Esta idea está ahora muy extendida entre todos los gurús y hombres de negocios: eres lo que quieres llegar a ser.
 
 
 PURA DEMAGOGIA
 
 
El afán de El Ateneo de Archidux ha sido siempre el rigor y la búsqueda de la verdad como única pretensión, sin tapujos, censuras o prejuicios. Porque algo suene bien o porque algo genere efectos positivos en ciertas personas no necesariamente significa que sea una verdad.


La razón es fácilmente entendible: no todo depende uno mismo. No podemos llegar siquiera a plantear a un ilusionado enamorado o a un joven con afán de superación que con su simple esfuerzo puede llegar a conseguir todo lo que se proponga (más que nada porque no es cierto).


La mentalización es una mínima parte de la clave del éxito. Lo único que ocurre es que es sin duda una parte fundamental y que rara vez es entendida como fundamental. Sin embargo, son muchísimos los aspectos que son totalmente incontrolados (entre ellos el factor suerte) que nos impedirán conseguir el objetivo propuesto.


Por fortuna, esto no quiere decir que debamos tener una visión pesimista del tema. Es bien conocido el hecho de que probablemente no sea fácil (por no decir imposible) acabar con nuestro amor platónico, pero sí es más bien cierto que este esfuerzo por conquistar a nuestro ser amado puede traer como consecuencia conocer a un tercero que en algunos casos es hasta mucho mejor que nuestro amor platónico.


Algo parecido ocurre en los negocios. Todos quieren ser empresarios inmensamente ricos sin pararse a pensar si estarán dispuestos a asumir las consecuencias de ser inmensamente rico. Es posible que nunca pueda salir de casa sin escolta. Es posible también que una mala operación pueda llevarle a la cárcel. Es posible incluso que siendo inmensamente rico sea más infeliz que siendo un trabajador cualquiera. Es por este motivo que la gran mayoría de los empresarios fracasan en su intento de ser ricos, pero eso no significa que no lleguen a ser felices o que no ganen un buen dinero. Los contactos y, en definitiva, la suerte harán que los esfuerzos conlleven una retribución más o menos adecuada.


Podemos terminar con una frase muy concluyente: quien determina si algo fue finalmente exitoso no es la sociedad, sino el sujeto que lo planteó y lo trabajó.

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