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viernes, 26 de octubre de 2012

El castigo físico como método de aprendizaje (II): el argumento de autoridad

Una extraña situación en la pedagogía moderna es que el niño o el joven es el descubridor de su propio aprendizaje. El alumno se relaciona con el ambiente, en el cual se desarrolla y finalmente comprende, avanza y propone, con lo cual hemos cerrado el círculo y el alumno está preparado para enfrentarse a la vida real e incluso, en algunos casos, a ser docente y por tanto a retomar, esta vez como profesor, la honorable tarea de enseñar.
 
Ya comentamos en otra ocasión, en El castigo físico como método de aprendizaje, algunas de las consecuencias de este planteamiento llevado al extremo. Esta situación continuada en el mundo actual (principalmente en los países occidentales) sugiere una nueva reflexión sobre los métodos de aprendizaje modernos.
 
Debemos gran parte de la situación actual a las teorías constructivistas (sobre todo de Ausubel) y al método de María Montessori, que relegaban en aquellos tiempos al maestro a una herramienta más (aunque fundamental) que permitía la comprensión de la realidad al niño. Este planteamiento había que referirlo a la situación que existía en Europa y Estados Unidos en aquella época, donde los maestros eran en su mayoría abogados, curas o bachilleres frustrados sin ningún tipo de vocación por la enseñanza y que veían en la educación una salida profesional obligada. En aquellas fechas sí tenía sentido el método Montessori o los planteamientos de Ausubel, ya que aquellos profesores eran más bien portadores de verdades ocultas que habían de ser bien escondidas para seguir conservando su estatus de magister.
 
Tenemos que dar la razón en este caso a aquellos pedagogos, ya que lo que planteaban era una desvinculación entre inteligencia o conocimiento y enseñanza, ya que una persona muy inteligente no tenía por qué ser necesariamente un buen comunicador. Por ello es por lo que se hacía gran hincapié en que el auténtico sujeto de importancia en la educación (en definitiva, "el cliente") era el alumno y no el maestro, cuya función era la de simple "proveedor" de conocimiento, cuando lo normal es que los alumnos fueran "proveedores" ávidos de conseguir el pago del "cliente" (las altas calificaciones del maestro).
 
Esto, sin embargo, se desvirtualizó y hoy no podemos seguir teniendo como válidos los planteamientos de los constructivistas. De hecho, uno de los principales problemas educativos, tanto para profesores como para padres, es que se ha perdido la condición de autoridad. Si bien aquellos pedagogos relegaban a "herramienta" al maestro, eso no quería decir que se le pudiera faltar al respeto o incluso rebatir siempre que el alumno lo considerare oportuno. En ningún caso debería haber ocurrido tal situación. Desgraciadamente, los movimientos socialistas y de luchas de clases del siglo XX trajeron como consecuencia esta situación que a duras penas soportan los docentes occidentales (salvo casos como Finlandia o Corea del Sur, donde la figura del maestro es casi una cuestión sagrada).
 
Merece la pena destacar qué tanto hubiera cambiado la escuela moderna si en lugar del triunfo socialista del siglo XX hubiera triunfado el nazismo o los movimientos más conservadores. Habrá quien desee discutir esta situación, pero a los hechos me remito: la falta de respeto de la sociedad actual hacia la autoridad es un claro ejemplo de los dictámenes de la I Internacional, en la que se plantea la igualdad entre clases y la lucha de clases. Siendo tesis muy similares en cuanto a la crítica a los métodos del siglo XIX, figuras pedagógicas de la talla de Manuel Siurot pasaron desapercibidas internacionalmente. Mientras María Montessori fundaba escuelas con niños con problemas mentales, Manuel Siurot hacía lo propio con los niños más pobres.
 
Merece la pena destacar que los planteamientos de este señor no pasan por la desmitificación del maestro, sino por el trato educado al alumno, al que hay que corresponder mediante razonamientos apropiados a su edad. Sin embargo, para él, el maestro tiene un carácter sagrado dentro del templo del conocimiento que es la escuela. No se puede prescindir de él. Un ordenador no puede suplir las funciones del maestro. Para Montessori o Ausubel esta situación es indiferente: incluso un objeto inanimado como el ordenador puede realizar las funciones del maestro y por tanto ser una herramienta más para el niño.
 
El planteamiento es, si cabe, preocupante. Al equiparar al maestro con el ordenador o a la madre con el amigo, el niño pierde todo principio jerárquico y todo respeto a la autoridad. Lo que deberíamos comprender es que la Autoridad (sea un policía, un juez o un maestro) es una figura indispensable en la sociedad avanzada de cualquier civilización, ya que es garante de las buenas prácticas (ya sea de la buena conducta, la buena justicia o la buena educación). Sin ningún tipo de autoridad, la sociedad pierde el sentido de grupo, se siente huérfana incluso del bien más preciado del ser humano: la ley.
 
Es indispensable recuperar la Autoridad. La Autoridad no debería ser sinónimo de violencia, tal y como quieren hacer pensar muchos grupos radicales de izquierda o derecha. No es lo mismo ser la Autoridad a ser autoritario, ya que en cualquier sociedad moderna debe imperar el principio de la razón y de la ley. Ni los grupos neonazis ni los grupos antisistemas llegan a comprender siquiera lo que significa al palabra Autoridad, probablemente porque ellos no tengan autoridad en sus propios partidos.
 
Hemos de luchar por una sociedad libre y con base en la ley y el mérito. Para ello, insistimos, son fundamentales una reorganización jerárquica de la sociedad y conceder a la Autoridad el sitio que le corresponde, sin dejarnos engañar ni asustar por lo que pueda significar esta palabra en el contexto social que vivimos actualmente.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Mentalizarse es la clave del éxito

¿Cuántas veces no habremos escuchado esa frase? Mentalizarse es la clave del éxito. Dicho de otra manera, si uno piensa y se comporta como si fuera determinada persona, entonces se convertirá en dicha persona.
 
 
Se le denomina actualmente a esta técnica autosugestión o autohipnosis, éste último término no muy ajustado a la ortodoxia. En cualquier caso, todo se reduce a una idea: concienciación.
 
 
Esta idea está ahora muy extendida entre todos los gurús y hombres de negocios: eres lo que quieres llegar a ser.
 
 
 PURA DEMAGOGIA
 
 
El afán de El Ateneo de Archidux ha sido siempre el rigor y la búsqueda de la verdad como única pretensión, sin tapujos, censuras o prejuicios. Porque algo suene bien o porque algo genere efectos positivos en ciertas personas no necesariamente significa que sea una verdad.


La razón es fácilmente entendible: no todo depende uno mismo. No podemos llegar siquiera a plantear a un ilusionado enamorado o a un joven con afán de superación que con su simple esfuerzo puede llegar a conseguir todo lo que se proponga (más que nada porque no es cierto).


La mentalización es una mínima parte de la clave del éxito. Lo único que ocurre es que es sin duda una parte fundamental y que rara vez es entendida como fundamental. Sin embargo, son muchísimos los aspectos que son totalmente incontrolados (entre ellos el factor suerte) que nos impedirán conseguir el objetivo propuesto.


Por fortuna, esto no quiere decir que debamos tener una visión pesimista del tema. Es bien conocido el hecho de que probablemente no sea fácil (por no decir imposible) acabar con nuestro amor platónico, pero sí es más bien cierto que este esfuerzo por conquistar a nuestro ser amado puede traer como consecuencia conocer a un tercero que en algunos casos es hasta mucho mejor que nuestro amor platónico.


Algo parecido ocurre en los negocios. Todos quieren ser empresarios inmensamente ricos sin pararse a pensar si estarán dispuestos a asumir las consecuencias de ser inmensamente rico. Es posible que nunca pueda salir de casa sin escolta. Es posible también que una mala operación pueda llevarle a la cárcel. Es posible incluso que siendo inmensamente rico sea más infeliz que siendo un trabajador cualquiera. Es por este motivo que la gran mayoría de los empresarios fracasan en su intento de ser ricos, pero eso no significa que no lleguen a ser felices o que no ganen un buen dinero. Los contactos y, en definitiva, la suerte harán que los esfuerzos conlleven una retribución más o menos adecuada.


Podemos terminar con una frase muy concluyente: quien determina si algo fue finalmente exitoso no es la sociedad, sino el sujeto que lo planteó y lo trabajó.

lunes, 1 de octubre de 2012

Nacionalsocialismo como medio natural de salida de la crisis

En otras ocasiones hemos comprendido que la más que ignorada, descalificada e incluso condenada doctrina nacionalsocialista no ha sido valorada de manera justa. Si hay algo innegable es el hecho de que en cuestión de unos pocos años Alemania pasó de ser un país asolado por la guerra y la posterior depresión de 1929 a ser una superpotencia militar y económica en tan sólo 6 años (de 1933 a 1939), si bien es cierto que durante los años anteriores y gracias a la capacidad de trabajo del pueblo alemán, parte del tejido industrial alemán se había recuperado. No obstante, durante aquellos 6 magníficos años, el nacionalsocialismo multiplicó la productividad de las fábricas y las convirtió en lo que muchas de ellas son hoy, auténticos líderes en sus sectores (Volkswagen, Bayer, Bosch, etc.). En cualquier caso estas empresas actualmente se desvinculan de todo su pasado nazi o de los beneficios que obtuvieron durante aquellos años.
 
De todas formas, no hemos venido hoy a hablar de la ya manida controversia y condena a los nazis, sino de aprender cómo con sus métodos fueron capaces de hacer que un país en crisis se convirtiera en pocos años en una superpotencia y cómo no se lograría ese nivel nuevamente tras la Guerra Mundial, hasta la década de los 70, es decir, en unos 30 años. ¿Qué fue lo que hizo que esto ocurriera?
 
Tradicionalmente se ha venido justificando este milagro económico a la intensa preparación que Hitler hizo para hacer frente a un conflicto bélico a escala mundial. Esto es cierto, pero no es suficiente. No es posible justificar que el milagro económico se debiera no ya exclusivamente, sino en un gran porcentaje a la preparación para la guerra, ya que hay multitud de países que llevan o han llevado años para la preparación de grandes guerras (casos de Libia con Gadafi, Irán, Corea del Norte, India o Pakistán) y sin embargo no han sido capaces de crear verdadera riqueza en sus países o de convertirse en superpotencias económicas como le ocurrió a Alemania por aquel entonces.
 
¿Por qué entonces siempre se ha justificado el ascenso económico alemán de la década de 1930 con la preparación de la Guerra? Fácilmente puede entenderse que todo ha sido producto de la propaganda de los aliados durante y tras el fin de la Guerra.
 
En Mein Kampf se dan las pautas de las políticas económicas que después el propio Hitler aplicó a Alemania. Lejos de ser un iluminado, Hitler es un realista. Él se percató de lo que muchos de nosotros podemos ser capaces de ver en la actualidad: miseria; bancos imposibles de quebrar, porque asumen sus pérdidas el pueblo; políticos incapaces de hacer frente a la crisis; altas tasas de desempleo... Su libro no es, ni mucho menos, un tratado económico, sino un tratado de política económica, es decir, posteriormente son los economistas y técnicos (ingenieros, profesionales) los que harían viables estas políticas. Así lo entendía Hitler y así fue como lo hizo.
 
Entre las políticas que hizo (y que permitieron la recuperación económica milagrosa), cabe mencionar:
 
1. Vigilancia bancaria (o lo que fue en su casa, vigilancia de la clase judía; hablamos mucho antes de los famosos campos de concentración, asunto que ya no es económico, sino político): los bancos debían superar amplios controles que impedían ganancias abusivas. Los bancos tenían que hacer negocios limpios, donde la parte más débil saliera favorecida ante una hipotética crisis o imposibilidad de hacer frente a los pagos. Nótese que no consistía en lo que piden los comunistas y los socialistas, es decir, la supresión del banco o que la parte más débil quede sin pagar. Lo que los nazis argumentaron fue que el banco no podía enriquecerse ilícitamente si por causas ajenas al individuo (despidos masivos, imposibilidad de poder pagar las deudas...) éste no podía hacer frente momentáneamente a las deudas.
 
2. Eliminación de vagos o perezosos: en la Alemania nazi todos tenían que trabajar y dar lo mejor de sí mismos. Si alguien no trabajaba, estudiaba o tenía pensión. No existía el paro, ya que los nazis consideraban que todos podían en un momento dado contribuir a la comunidad por un salario básico. De hecho, el gobierno de Hitler impulsó las colonias de alemanes en lo que el mismo llamó búsqueda del Espacio Vital (que trajo como consecuencia la anexión de Austria y los Sudetes). En dichas colonias, los parados alemanes contribuían a su construcción y a las labores agrícolas, a cambio de una vivienda digna. Los regímenes democráticos (incluido los EE.UU.) no ven, salvo en ciertos estados o comunidades (como los amish) en esto más que una supresión del derecho a la libertad de individuo, al no poder elegir "ser vago".

3. Hacer la tecnología alcanzable para todos: marcas como Volkswagen nacieron con el claro propósito de conseguir que ningún alemán quedara sin un medio de transporte y facilitar intercambios económicos y desplazamientos entre todos los estados alemanes. En este punto insisten continuamente, aunque sin éxito, los distintos agentes económicos mundiales. El fin de la crisis económico viene acompañado de una modernización social. Sin embargo, lo auténticamente innovador del nacionalsocialismo fue que el estado intervino y se preocupó intensamente de este punto. Lo que actualmente se denomina I+D era un pilar fundamental de la Alemania nazi. Notables fueron, en algunos casos tristemente notables, la cantidad de experimentos de todo tipo (químicos, médicos, ingenieriles...) protegidos por los dirigentes del Reich. Es en esto lo que diferencia a la Alemania nazi de prácticamente todos los países occidentales: la intensa actividad estatal o pública en este asunto del I+D (curiosamente, los países orientales, desde Irán, India o Singapur, hasta China o Japón sí que practican este método). Los países occidentales, sin embargo, prefieren la inversión privada como motor de generación de la innovación, lo cual es absurdo, ya que una innovación que no tiene un fin práctico y global, para todos, no es realmente revolucionaria y por tanto favorable para una recuperación económica.

4. Protección de los más débiles: a prácticamente el 100% del mundo se le ha olvidado que los más débiles de la Alemania pre-nazi no eran los judíos, sino los no-judíos. Eran los judíos los que mantenían el corrupto sistema político y bancario alemán. Eran los ancianos y jóvenes alemanes y cristianos los que realmente sufrían las crisis y la hambruna. Hitler era tajante en este asunto en su libro. Los ancianos debían ser respetados y no ser un estorbo, ya que habían contribuido a la riqueza del país. En este sentido, ningún alemán podía ser objeto de crisis, ya que o bien estaba obligado a trabajar o bien, en caso de que no pudiera, el sistema de seguridad social le permitía un buen descanso.

5. Protección real al trabajador: a diferencia de los países marxistas, donde el trabajador era un auténtico esclavo, el sistema de hitler obliga al empresario a dar un trato preferente a los buenos trabajadores. No olvidemos que el partido es nacionalsocialista y que el socialismo, o lo que es lo mismo, una visión económica social fue una idea de impulsión para las políticas hitlerianas. Pudiera parecer que los nazis, al ser un regimen dictatorial pudieran haber tenido al trabajador esclavizado como los comunistas. Nada más lejos de la realidad: la propiedad privada garantizaba que el trabajador pudiera tener una vida digna, se fomentaba el ahorro y una auténtica protección a la familia, como demuestra el hecho de que se facilitaba a los matrimonios con familia numerosa casa para la crianza de los hijos. El secreto no estaba en la protección al trabajador desde el sindicato, sino la protección desde el propio estado.

6. Protección real al buen empresario: Hitler, a pesar de ser socialista, dictaba mucho de ser izquierdista. Las garantías de inversiones privadas alejadas de la especulación propia de los judíos proporcionaban un entorno idóneo para que esa política de I+D tuviera una continuación privada. Empresas como Bosch o BMW pudieron mantenerse como símbolos alemanes incluso décadas después del fin del nazismo.


Estos fueron los secretos de Hitler. Si además añadimos que el entorno pre-bélico permitió a Hitler generar un consumo adicional de productos, podemos entender que Alemania se recuperara en sólo 6 años. Los grandes prejuicios hacie el nazismo nos impiden ver algunas de las más ventajosas ideas que hayan nacido en el siglo XX.