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martes, 28 de agosto de 2012

El problema fundamental de la Economía

Recientemente se conocieron los datos de la economía en China. Estos datos han demostrado que China ha ralentizado su crecimiento del anterior trimestre a éste, del 7% al 1%. Esta situación ha hecho que los inversores hayan decidido paralizar en parte las inversiones en el gran país asiático. Además, el estallido de la burbuja inmobiliaria china ha contribuido a un notable descenso en la riqueza de los chinos.

La situación pronto se ha vuelto preocupante. Las principales bolsas auguran unas fuertes pérdidas económicas mundiales el próximo año. El panorama para ciertos países ya en problemas (España, Italia, Grecia...) no es precisamente alentador.

Y en todo este lío globalizado muchos nos preguntamos que si todos los países pierden, ¿dónde está el dinero?

Recuerdo que cuando era estudiante, cierto profesor nos comentaba que a diferencia de la materia y la energía, los balances económicos no siempre eran entrada menos salida igual a acumulación. En los balances económicos existía la posibilidad de que se generara o se destruyera riqueza. ¿Cómo podía ser esto posible? El profesor nos contestó: "Supongamos un río en mitad de un bosque. La riqueza que genera ese río tiene un cierto valor (fundamentalmente medioambiental). Supongamos que colocamos una industria química en su ribera. Entonces, el río perderá valor ecológico, pero aumentará su valor económico". Es posible que el balance final fuera positivo o negativo, pero entonces el profesor siguió insistiendo: "¿Qué ocurriría si pusiéramos una planta de tratamiento de aguas que eliminara toda la contaminación sin dañar al río? En ese caso habríamos creado riqueza sin que el río se viera muy afectado en su valor ecológico".


Debo reconocer que con el tiempo este pensamiento me estuvo siguiendo. Incluso hemos podido comprobar a gran escala esta idea de la "generación espontánea" del capital. ¿Por qué entonces no creemos en la "destrucción espontánea" del capital?¿Es realmente posible que unas acciones que hoy valen 10 mañana valgan 0?¿Es creíble?¿Puede perder todo su valor una empresa en pocos segundos?¿Dónde va al dinero?¿Realmente ha "desaparecido"?


En mi vida he podido comprobar que la ciencia moderna no descarta (incluyendo la física) la generación espontánea de ciertos elementos o fenómenos (eso sí, muy puntuales). De todas maneras, siempre se trata de particularidades extremadamente difíciles de conseguir y de tratamiento inaplicable (estadísticamente de probabilidad quasi-cero), por lo que en el mundo real toman la consideración de "imposibles". Entonces, ¿cómo es posible que en el mundo actual pueda crearse y desaparecer el dinero de esa manera?


He de reconocer que el problema no es fácil, ni de entender ni de solucionar. Es cierto que cualquier libro, universidad o académico serio sería capaz de dar la razón a cualquier idea económica moderna sobre el valor de las acciones, la variabilidad de los mercados o la creación de riqueza pero, ¿hasta qué punto son ciertas todas sus teorías? Es decir, para ser mucho más pragmáticos, si son ciertas las teorías (que lo son), ¿son aplicables en todos los casos o podemos crear distintas realidades económicas?


Un ejemplo claro suele ser la inflación. No se puede negar que con el tiempo las cosas se encarecen. La razón es simple: una economía que crece con el tiempo hace que los ciudadanos sean cada vez más ricos, lo que se traduce en que tienen más posibilidades de comprar cosas y por tanto, los recursos, al ser finitos, se encarecen por simple ley de oferta y demanda. Sin embargo, ¿puede ser aplicable las leyes de la inflación a la especulación? Evidentemente (y el tiempo lo ha mostrado), no. La especulación no es una consecuencia directa de la economía o la riqueza de un país. Ni siquiera es consecuencia directa de las necesidades o los deseos de sus ciudadanos. La especulación es una consecuencia directa o indirecta de una hipótesis de valor, por la cual un negociante (el especulador) considera que cierto objeto será considerado como "muy valioso".


Es aquí el momento en el que tenemos que volver al título del artículo de hoy: EL PROBLEMA FUNDAMENTAL DE LA ECONOMÍA. ¿Cuál es ese problema? La respuesta es simple: la distribución de los recursos. Desde el principio de los tiempos, el ser humano se ha visto limitado en sus recursos, ya fuera por motivos tecnológicos, motivos de ubicación, motivos medioambientales o motivos legales. Los descubrimientos de los siglos XV y XVI, las conquistas de Roma o la difícil Ruta de la Seda no son más que ejemplos de cómo los seres humanos fueron capaces de tener motivaciones en la búsqueda de preciados recursos.

Este problema es tan básico que la mayor parte de las ideas filosóficas, sociales y políticas han versado sobre este asunto. ¿Cuál es la manera más justa de repartir los recursos? Resulta obvio que la manera más justa de repartir recursos es la división exacta entre los diferentes individuos. Sin embargo esta es una concepción errónea, basada en las ideas actuales, hijas del socialismo marxista del siglo XIX y de las democracias del siglo XX. No es que sea errónea en el sentido de que no sea un reparto justo, sino que no permite el reparto óptimo. La división exacta conlleva a la igualdad de recursos, no al reparto justo.


Si nos remontáramos a los albores de la civilización, a la tribu, el reparto de los recursos resultaba muy distinto. Los recursos naturales (principalmente el alimento) se repartían según la ley del más fuerte (el jefe y sus hijos o los notables de la tribu eran los que recibían más comida, dejando a los individuos menos fuertes de la tribu una menor ración). Este reparto puede parecer injusto a ojos del hombre del siglo XXI, pero es un reparto muy adecuado cuando se come cada tres días o bien la comida se pudre muy rápido.


Cuando el hombre dejó el paleolítico y descubrió la ganadería y la agricultura, el reparto de los recursos se volvió mucho más "humano". En efecto, esta revolución tecnológica permitió tener comida prácticamente ilimitada, sin necesidad de ir a cazarla. Por tanto, según nuestra teoría del problema fundamental del reparto de recursos, si un recurso es ilimitado (por ejemplo, la luz del sol, el aire...) no es necesario repartirlo, ya que cada uno puede tomar tanta cuota de ese recurso como estime necesario (el agua, sin embargo, no es un bien ilimitado, ya que su ubicación posibilita en mayor o menor el acceso al recurso). Pero entonces ocurrió algo inesperado: la esperanza de vida, así como la población, creció ampliamente, lo que llevó a que los recursos (carne, huevos, leche, verduras, trigo...) fueran insuficientes y fuera necesaria una expansión, tanto territorial como económica para poder seguir alimentando a la población.


Por otro lado, la agricultura proporcionó alimento en abundancia, lo que permitió el reparto de tareas (no todos tenían que contribuir a cultivar la tierra) y que aparecieran nuevas profesiones (artesanos, pensadores, sacerdotes, guerreros, etc.), que a su vez generaron nuevos productos y servicios todavía más escasos que la comida o el agua (y por tanto, más valiosos). Aparecieron los metales, el oro, las piedras preciosas, la medicina, la magia y otros muchos más bienes y servicios que poco a poco se fueron haciendo cada vez más necesarios.


El ser humano pasó de tener recursos ilimitados a crecer y volver a limitar los recursos. Por otro lado, la ubicación proporcionaba unos recursos diferentes a sus habitantes, lo que pronto motivó el trueque. Finalmente, el trueque resultó insuficiente cuando el número de productos creció, puesto que no era posible distinguir con facilidad qué productos y de qué calidad eran los que había que intercambiar.


Y entonces: nació EL DINERO.


El dinero no es más que una abstracción, un método para determinar y medir el valor de algo. En lugar de decir "esto vale 2,3 gallinas" decimos "esto cuesta 10 $, 9 € o 40 denarios". Por tanto, es incierto que alguien tenga "mucho o poco dinero", ya que el dinero no es más que un método. De lo que dispone una persona es de un certificado de que posee la posibilidad de adquirir bienes o servicios por tal o cual valor. Como sabemos el dinero hoy tiene múltiples formas, siendo la más antigua y persistente la moneda metálica. Pero actualmente podemos certificar nuestro dinero de las maneras más inverosímiles: billetes de banco, letras de cambio, cheques, cuentas corrientes, boletos de tarjetas de crédito...


He aquí entonces la razón por la que la gente vive y en ocasiones mata: una medida del valor y una medida de la capacidad de adquirir bienes.


El dinero trajo sin embargo una extraña capacidad que persiste todavía hoy: otorgar al vehículo o método (dinero) la capacidad (el valor o el recurso). Por eso, incluso actualmente, se considera como única razón de poder económico la cantidad de dinero que tiene un país o una persona. Sin embargo, esto no es cierto, o al menos no es del todo cierto.


Veremos en próximas entregas la razón de este enjuiciamiento.

viernes, 10 de agosto de 2012

Animaladas y humanizaciones. Comunistas y comodones

No me deja de sorprender este mundo. Todo lo que ocurre en este mundo es predecible, pero en ocasiones nos imaginamos cosas que tienen tan poca probabilidad de ser real que... Lo confieso, a veces no doy crédito a lo que oigo, leo o veo.

De los últimos pensamientos que pude leer, no hace mucho tiempo atrás, fue el caso de un foro de divulgación anti-taurino en el que se criticaba, obviamente, el uso y maltrato de animales en espectáculos públicos. El caso es que lo que más me llamó la atención fue ese rango despreciable que dan estos y otros ecologistas a los animales: el de humano.

Estos mismos ecologistas que odian a su propia especie, el ser humano, tratan de convertir a estos animales en personas, es decir, en lo que más odian. No me parece razonable entrar en valoraciones o polémicas, pero lo cierto es que estos mismos que critican a toreros y criadores de perros de pelea, que son los mismos que critican a quienes no ponen una cama cómoda y una mantita a su perro (por si tiene frío), son también los mismos que defienden el aborto y la eutanasia.

¡Odiosos falsos profetas! ¿Cómo os atrevéis al mismo tiempo a blasfemar doblemente contra la especie de la que sois miembros? Por un lado, argumentáis que el maltrato animal es odioso. Yo os aplaudo, porque no tienen ningún sentido maltratar a un perro o a cualquier otro animal. Pero lo que no tiene lógica es maltratar a un árbol, a una estatua o a la casa del vecino. ¿Y quiénes defienden a estos dos últimos?¿Los ecologistas? ¡Vamos! El problema está en que ellos no entienden que todos nosotros, los humanos, también somos seres vivos y con sentimientos.

Ya he mencionado en otras ocasiones el problema que surge de humanizar lo que no es humano. Eso incluye humanizar a animales, cosas e incluso sentimientos. Es "más humano", según estos mentecatos, el amor homosexual que el heterosexual. ¡Ah, claro! No es humano el amor entre hombre y mujer, el único que puede crear vida humana.

El problema está en que no hace mucho pensábamos que todo esto era gracioso y hasta animábamos a quienes luchaban por ello, como si no hubiera más entretenimiento. Con la crisis hemos visto que esto no era más que una manera inmoral de hacer dinero, ya sea defendiendo animales o luchando por derechos inventados. ¡Ya está bien! ¿Es que nadie ve el transfondo económico?

En relación a este asunto, he podido escuchar recientemente lo ocurrido con el partido comunista de España. Ni más ni menos que han entrado en un centro comercial y han ¡expropiado los alimentos! Vamos, que los han robado, como hizo la Kirchner o Evo. Nacionalizar, expropiar... eufemismos para no decir robar. ¡Ladrones! Eso es lo que sois.

Estos señores decían luchar por los pobres y como un Robin Hood cualquiera, robaron para dárselo a organizaciones sociales y a familias gitanas y otras que ocupan ilegalmente viviendas de otras personas (algunas de las cuales son jóvenes con ganas de casarse y tener hijos pero que un malvado se ha apropiado de ella y ahora nadie puede sacarlos hasta que el maldito juez quiera).

Yo no creo en estos comunistas. Yo creo más bien que son com...odones. Gente que desea que los demás tengan sin que ellos den nada. A eso lo llamamos hipócrita. La hipocresía de los comunistas es y ha sido abrumadora: Hugo Chávez, Cuba, los chinos o los coreanos del norte son ejemplos muy claros de esa doble moral comunistas. Por un lado dicen que aman la libertad del pueblo. Tenemos que reírnos, pues ya ven ustedes cuáles son los dictadores más temidos. Luego dicen que su régimen asegura la subsistencia. Más bien aseguran la supervivencia mientras otros viven al amparo del régimen. Después de diez mil años de historia, el mundo vuelve a conocer a los faraones, pero en lugar de ser puestos por los dioses, éstos son puestos por ideas absurdas de un pueblo mediocre.

Demos gracias a Dios porque aún no haya triunfado el comunismo en EE.UU.